Una audiencia trasnochada y un testimonio clave

Publicado el: 8 febrero, 2018

Por Mariana Romero- La segunda audiencia del juicio por el crimen de Paulina Lebbos fue maratónica. Cerca de la medianoche, el segundo piso del Palacio de Tribunales resaltaba entre los muros oscuros y silenciosos del edificio. Policías, abogados, imputados y demás partes del proceso continuaban en sus puestos en lo que constituyó una agotadora jornada de trabajo. Quizás el desmedido esfuerzo pasó factura a la salud del fiscal Carlos Sale, que se recupera de una intervención quirúrgica y, al día siguiente, tuvo que ser internado por una descompensación.

El miércoles, el Tribunal resolvió que el mismo martes se terminaría de leer el requerimiento de elevación a juicio, sin importar la cantidad de horas que sean necesarias. Así, la audiencia que comenzó a las 8.30 (y se suspendió por tres horas a la siesta), se extendió casi hasta el día siguiente.

Carlos Caramutti, presidente del Tribunal, preguntó a las partes si estaban de acuerdo en abreviar la extensa lectura del instrumento mediante el cual el fiscal de instrucción, Diego López Ávila  explica los motivos por los cuales acusa a los imputados. El juez formuló esta pregunta cuando se leían detalles pormenorizados de allanamientos y secuestros en propiedades de miembros del llamado Clan Acevedo (en 2006 se sospechó que algunos de sus miembros habían participado del crimen, pero esa hipótesis no prosperó). El abogado Gustavo Morales rechazó la propuesta de abreviar la lectura. Minutos más tarde, Carlino hizo un curioso pedido: quiso cambiar su escritorio por los que tenía la querella porque, asegura, son más cómodos.

Caramutti entonces rechazó el cambio de mobiliario y determinó que todas las partes se quedarían hasta la hora que sea necesaria para completar la lectura de la acusación. Así, la audiencia se extendió hasta las 20.30, se realizó un cuarto intermedio de una hora y se reanudó ya entrada la noche.

Cerca de las 23, el abogado Carlino pidió suspender la lectura y calificó la situación de “inhumana”. Caramutti resolvió suspender la audiencia a las 23.26 y reanudarla al día siguiente a las 8.30.

Sin embargo, el jueves la audiencia demoró casi dos horas en comenzar porque el Ministerio Público Fiscal estaba sin representantes. Ocurrió que el fiscal Carlos Sale sufrió una descompensación y tuvo que ser internado. Carlos Saltor, el otro miembro de la fiscalía, tuvo que ser llamado para ocupar su lugar y la audiencia comenzó a las 10.20.

Durante la tercera jornada del juicio se terminará de leer el requerimiento de elevación a juicio (falta cerca de un 20% del escrito). Luego, se leerá la demanda civil, en la que la hija de Paulina demanda a la Provincia de Tucumán y los imputados por el daño causado por el crimen y posterior encubrimiento del crimen de su madre.

Luego, se les dará a los imputados la oportunidad de declarar. Si alguno se abstiene, se incorporará a la causa la declaración que hicieron en la etapa de instrucción y los jueces no podrán considerar su negativa como indicio de culpabilidad.

Alberto Lebbos, presente durante la lectura de la acusación, se deberá retirar de la sala cuando termine este procedimiento porque, además de querellante, es testigo en la causa y por eso sólo puede presenciarla una vez que haya dado su testimonio. De esta manera, él será el primero en pasar a declarar una vez que hayan hablado los imputados. Luego, podrá quedarse nuevamente en las audiencias.

Se estima que la segunda testigo será Virginia Mercado, la amiga de Paulina que abordó el remisse con ella la noche de su desaparición y que, hasta ahora, fue la última persona que la vio con vida. Su testimonio es muy esperado por los detalles que pueda aportar a la causa y porque, desde el crimen, abandonó su vida en Tucumán y volvió a su pueblo natal, Aguaray, en Salta.

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