Doscientos treinta y nueve días en la cárcel pasó “Higui“. Casi ocho meses encerrada estuvo esta mujer que lleva ese apodo en honor al arquero colombiano René Higuita, porque es arquera y tiene rulos y coraje como él. Eva Analía De Jesús (43 años) padeció hasta el lunes la angustia de la prisión. El 16 de octubre de 2016 mató a un hombre. Le clavó un puñal en el pecho. Jura que fue porque él estaba abusando de ella con otros nueve amigos. “Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana”, le escupió Cristian Rubén Espósito mientras se le tiraba encima y le pegaba, en un intento psicópata de lección moral. Después “Higui” sacó una navaja y no se acuerda más. Cuando despertó, la Policía le apuntaba con una linterna. Estaba golpeada y con sus ropas desgarradas. La acusaron de asesina. La esposaron y la metieron presa.
De Jesús asegura que se defendió. Sin embargo, la Justicia investiga qué pasó. El lunes la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Martín confirmó su “excarcelación extraordinaria”, es decir, el fin de la prisión preventiva. Pero aunque el martes volverá a caminar libremente y recuperará su ritmo de vida normal, de mujer pobre y lesbiana, todavía sigue imputada por el homicidio simple y, si no cambia la investigación, “Higui” deberá esperar el juicio para despojarse de la acusación definitivamente.
“¡Muy buenas noticias, qué rico, felices todos!”, celebró el lunes a la tarde René Higuita desde Colombia en un audio que distribuyeron organizaciones de Derechos Humanos. El ex arquero fue uno de las celebridades que presionó para que se revise el caso de De Jesús. El 3 de junio pasado, la marcha del colectivo Ni Una Menos, se hizo foco en la situación de esta mujer. El caso se transformó en los últimos meses, sobre todo por la viralización en las redes sociales, en un ejemplo de un ataque machista repetido, conocido como “violación correctiva”.
Desde hace años “Higui” asegura que padece por parte de los hombres de su barrio -Lomas de Mariló, en Bella Vista- el acoso por ser lesbiana, la opresión del castigo moral. Según relató el portal Cosecha Roja, una noche de 1994 una patota rodeó a a De Jesús cuando ella iba a comprar cerveza a un kiosco. “Tortillera, lesbiana”, le gritaron mientras la chica se escabullía entre los cuerpos de esos hombres y escapaba. En 2002, un ataque similar terminó con ella apuñalada por la espalda. Los tipos le habían dado tres puntazos y terminó internada. Presa del peso que tiene el prejuicio de los otros, “Higui” denunció aquel episodio como un intento de robo. Su hermana Azucena cuenta que tras aquel ataque la misma patota prendió fuego la casilla donde vivían. Cuando “Higui” volvió del hospital se encontró con las cenizas. Así que se mudó; tomó la misma decisión que a los 13 años, cuando huyó de su casa porque su padre abusaba de ella.
Cada tanto volvía a visitar a la familia. Una vez que apareció por el barrio le robaron la bicicleta. Otra, la apedrearon. En algún momento, “Higui” decidió que lo mejor iba a ser entrar a los pasillos con una navaja escondida en su corpiño. Y eso, asegura, la salvó del ataque del 16 de octubre. Cuando Espósito estaba encima suyo, ella manoteó desesperada su navaja. “No sé de dónde saqué fuerzas, pero yo me defendí”, le contó Eva a Azucena tres días después, cuando recibió la visita de su hermana en el calabozo de la comisaría 2° de Bella Vista. Estaba toda golpeada, pero los peritos no registraron las heridas. “Nadie la contuvo”, reclamó Azucena.
La Justicia investiga si De Jesús mató en legítima defensa. Necesita pruebas que sustenten la versión de la mujer, que trabaja como personal de limpieza y también arreglando jardines. Una versión, supuestamente a partir de la declaración testimonial de dos personas, indica que Espósito e Higui “tuvieron una discusión y ella le clavó una puntada en el pecho”. El acoso del hombre, jura Azucena, viene desde la adolescencia.
La abogada de “Higui”, Raquel Hermida Leyenda, integrante de la Red de Contención contra la Violencia de Género, asegura que la mayoría de los testigos son hombres que participaron del episodio, excepto las mujeres que declararon en las testimoniales en la Fiscalía de San Martín. La defensora de la presunta víctima reclama que las ropas que le rompieron a “Higui” en el ataque no fueron cuidadas como se requiere con la evidencia. Sobre esas prendas la Justicia iba a peritar presencia de ADN en busca de rastros genéticos de Espósito.
“La perseguían por lesbiana, ese es el problema”, reclama Hermida Leyenda. “Higui” por ahora no habla. El martes volverá a la calle. Para llegar al juicio la Justicia deberá mostrar que tiene elementos para justificar los casi ocho meses que la condenó a vivir encerrada.
Fuente: Infobae