“Yo nunca tuve la intención de matar. Solo quería hacer cesar la agresión que estaba recibiendo”, aseguró en su declaración indagatoria el subcomisario de la Policía Federal Néstor Garrido, detenido el domingo por haber matado de diez disparos a dos delincuentes que habrían querido robarle frente a su casa en Wilde. Ante la Justicia, detenido y acusado de homicidio, contó además que sintió miedo en el momento, que pensó en su familia y que actuó porque vio que los presuntos delincuentes tenían armas y le gritaron: “Quedate quiero o te quemo”. El arma de los delincuentes resultó ser de juguete, envuelta con cinta.
Luego de haber pasado la noche en el calabozo de una comisaría de Avellaneda, Garrido se sentó frente a la fiscal Natalia Milione algunos minutos después de las 15:30 de ayer para dar sus explicaciones de lo ocurrido. Comenzó relatando porque estaba caminando por la calle al momento del hecho: “Yo había ido minutos antes desde mi domicilio a la casa de mis abuelos fallecidos. La casa está vacía, está en sucesión y yo me encargo de la manutención de la misma. Cuando salí simplemente regresé a mi domicilio que queda a unos 150 metros”, afirmó.
Con respecto al momento de los disparos que terminaron con la vida de M.S de 17 años y de A.C de 18, el efectivo policial explicó que desenfundo su arma porque habría escuchado gritos desde la moto: “Cuando los visualizo, veo que el conductor lleva algo en su mano derecha similar a un arma de puño y al acompañante lo veo estirar el brazo hacia mi con un arma de puño oscura. Entre los dos gritaban ´quedate quieto o te quemo´ y otro gritaba ‘quemalo´”, continuó.
“En ese momento volví a sentir el mismo miedo que sentí en otras oportunidades donde corrió riesgo mi vida, es ese frío que le sube a uno por el cuerpo. La verdad ahí se me figuró mi hija y mi señora. Fue lo primero que pensé, en no perder la vida. Ese miedo que da y extraje el arma de fuego y disparé hacia los dos ocupantes tratando de repeler esa agresión”, aseguró Garrido.
Hay datos que lo complican. El arma que utilizó el agente policial para matar a los delincuentes no era la reglamentaria provista por la fuerza: se trató de una Glock 9mm que llevaba en su riñonera. Según la pericia que se adjuntó al expediente, en total fueron 12 los disparos efectuados por Garrido de los cuales 10 impactaron en los cuerpos de los delincuentes. Uno de ellos murió en el acto mientras que el otro falleció mientras era intervenido quirúrgicamente en el hospital Presidente Perón.
Otros datos lo benefician. En otro de los pasajes de su declaración el policía federal contó que segundos después del hecho ingresó a su casa que está a pocos metros del lugar y le pidió a su familia que llame al 911 mientras el se encargaba de resguardar la escena porque se había acumulado mucha gente a raíz de las detonaciones y los gritos: “Yo estaba solo. Veo que en el lugar donde quedó el primer muchacho se detiene al lado un scooter color azul con un hombre, que intentaba tocar el arma que había quedado. Entonces yo corro al lugar, le grito algo, no recuerdo qué, me insulta y escucho que otros que estaban ahí dicen algo así como ´es del barrio, es del barrio´. Algunos eran vecinos conocidos, otros me insultaban. Es habitual en el barrio que insulten al personal policial”.
Otra de las pericias determinó que el arma que quedó tendida en el piso con la que los ladrones habrían amenazada al policía efectivamente era una réplica. Aunque es válido aclarar que para la Justicia eso no es relevante porque en el momento la persona que es apuntada no puede saber si está ante una pistola falsa o real. Sin embargo, la aptitud para disparar del arma es algo que se evalúa en la balanza de un expediente.
Durante su indagatoria, Garrido intentó una y otra vez apelar a los momentos de tensión que vivió previamente como policía: “Es siempre tratar de no volver a vivir eso, de ver la muerte de cerca. No es nada agradable y más si uno piensa en su hija y su señora. Creo que nadie de los policías, en su sano juicio y que salimos a la calle armados, los hacemos con la intención de matar. Yo frente a mi casa tengo pintados los cinco puntos que significan “muerte al policía”. Yo me quiero ir de ahí pero no puedo por cuestiones económicas”, dijo.
Luego de escuchar las palabras del policía, la fiscal Milione solicitó que la aprensión se convierta en detención lo que le fue concedido por el juez de garantías Esteban Baccini. El punto del expediente que más complica a Garrido es el disparo por la espalda que tiene uno de los delincuentes lo que seguramente será un tema de discusión durante todo el recorrido de la causa.
En las últimas horas, un comisario inspector parte del área de Asuntos Jurídicos de la Federal tomó la defensa del subcomisario.
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