A primera vista, su historia marcó una empatía general cuando se viralizó en las redes sociales hace unos días: la historia oficial indicaba que se trataba de un tucumano que había tenido la iniciativa de vender porta-termos con el dinero que había obtenido de la IFE. Es decir, un ejemplo de ganas de progresar pese a las circunstancias de la pandemia. Todos lo felicitaron.
Sin embargo, aquellos que replicaron su historia en las redes volviéndola popular-tal vez, lo que desbarató al personaje-terminaron sorprendidos cuando salió a la luz que el hombre en cuestión, tenía antecedentes por estafas, razones por la que había sido separado de la Policía de Tucumán.
La historia del Daniel J., un tucumano de 38 años, había sido vista y compartida por muchas personas en las redes sociales luego de que manifestara que había decidido invertir los 10.000 pesos del IFE que había percibido en un emprendimiento: sostuvo que había decidido comprar elementos para fabricar porta-termos de manera artesanal. Afirmaba en sus posteos, compartidos por muchas personas, que la difícil situación económica lo había llevado a tomar ese camino. Sin embargo, a medida que su historia se conocía empezaban a salir a la luz otras muy diferentes acerca de los antecedentes del hombre.
El hecho se conoció a comienzos de 2015, cuando Daniel J. fue acusado de haber intentado extorsionar a un turista mientras se desempeñaba en la División Antecedentes Personales. El acusado montó una hábil maniobra en la que se hacía pasar por mujer en las redes sociales para engañar a su víctima de la que había conseguido fotos íntimas. Posteriormente, le pidió dinero a cambio de no difundirlas.
Juárez concertó una cita con el hombre al que extorsionaba para encontrarse en un lugar determinado a fin de que le entregara el dinero: lo que el entonces policía no sabía era que el damnificado ya lo había denunciado a la División Delitos Telemáticos y Económicos.
Los pesquisas montaron un procedimiento en el cual, tras una discreta vigilancia, dejaron que Juárez cobrara el dinero para inmediatamente detenerlo. Fue separado de su cargo y finalmente, en agosto de 2015, liberad bajo fianza.
La nueva estafa
Las andanzas de Juárez continuarían cuando engañó con un ardid similar a otra víctima, un joven de 18 años: después de hacerse con las fotografías le exigió mantener relaciones sexuales a cambio de no divulgarlas.
Tras ser denunciado otra vez, los pesquisas allanaron su domicilio en el que secuestraron teléfonos celulares, filmadoras, computadoras y varios CD’s de personas que habrían sido sus víctimas.