El 26 de febrero, Sergio “Loba” Salvatierra disparó con una escopeta tipo “tumbera” a un joven, W.P.A., en la cara mientras pasaba frente a su casa, provocándole la pérdida de un ojo. Tras el ataque, Salvatierra estuvo prófugo hasta fines de junio, cuando fue capturado y acusado de lesiones gravísimas agravadas por el uso de arma de fuego, recibiendo 45 días de prisión preventiva.
Días atrás, Salvatierra recuperó la libertad mediante un hábeas corpus, pero horas después volvió a ser detenido por amenazar al hermano de la víctima, prometiendo tomar represalias contra su familia.
En la audiencia judicial por su nueva detención, Salvatierra hizo sorprendentes declaraciones, acusando a la familia de la víctima de vender drogas a sus hijos. “Todo esto pasó porque ellos le venden drogas a mis hijos”, afirmó, añadiendo que no quería más problemas.
“Loba” no se detuvo en sus declaraciones: “Todo comenzó cuando ellos le pegaron a mi hijo porque les debía plata por la droga que le había comprado. Esa es la verdad. No quería tener más problemas porque son personas que nadie quiere”.
Además, avisó que los acusados usan de cortina la venta de algodón de azúcar para esconder la venta de droga, y afirmó que él es el único que “tiene maquinita para hacerlo” refiriéndose a detener el negocio ilegal de las victimas.
Para finalizar, el imputado reconoció sus acciones erróneas y se comprometió a que va a ahorrar plata y va a irse lejos de ese lugar, “no quiero tener más problemas con esa gente”.
Con todo lo dicho, la auxiliar Luciana Papa explicó que no acusaría de ningún delito a Salvatierra porque no habían podido entrevistar a ninguna de las víctimas. Sin embargo, solicitó que se le dicte la prisión preventiva porque podría entorpecer la investigación.
Durante la audiencia, la jueza Isabel Méndez decidió imponerle nuevamente la prisión preventiva por 60 días.