Durante el solemne Tedeum por el 25 de Mayo, Monseñor Roberto José Ferrari, obispo auxiliar de Tucumán, destacó en su discurso la difícil situación que enfrentan muchos abuelos en Argentina, obligados a elegir entre comer o comprar medicamentos. La ceremonia, que tuvo lugar en la Iglesia Catedral, fue encabezada por Monseñor Carlos Sánchez y contó con la participación del gobernador Osvaldo Jaldo, el vicegobernador Miguel Acevedo, y otras autoridades.
Ferrari comenzó su mensaje recordando las celebraciones escolares del 25 de Mayo, con niños vestidos de época. “Ayer ha sido hermoso ver a los niños yendo a sus actos escolares, con los trajes de época, la vendedora de empanadas, el aguatero, el sereno, las señoras, los cabildantes, alguno vestido de miliciano, otro de cura, el mulato y el negro, el español, los criollos, y los demás, nosotros, vestidos de ‘ahora’, pero con la escarapela”, expresó Ferrari.
El obispo relató cómo la Revolución de Mayo comenzó un proceso de independencia inspirado por las revoluciones francesa y estadounidense. “En aquel 25 de mayo de 1810, se empiezan a armar las incipientes milicias que tendrán que cuidar el primer gobierno Patrio y las guerras de la independencia”, recordó.
En su discurso, Ferrari abordó la compleja situación actual, marcada por la pandemia, el narcotráfico y la pobreza. “Vivimos también en un contexto difícil de la historia, con realidades diversas, este tiempo de guerra mundial y conflictos económicos que influyen sobre nosotros”, aseveró.
Ferrari destacó las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo sobre la importancia de compartir y ayudar a los demás. “Jesús les pide a los apóstoles que les den de comer ellos mismos. Aparece un ‘chango’ con algo para comer y lo ofrece. Lo poco se distribuye entre todos, con justicia y según la necesidad. Nuestros gestos solidarios bastarían para ir contagiando esperanza en medio de tantas desesperanzas”, subrayó.
Monseñor Ferrari también recordó un compromiso firmado por varias fuerzas vivas de la sociedad tucumana para luchar contra la pobreza, la corrupción y promover la educación y la salud. “El año pasado, dimos un paso importante de consenso y búsqueda del bien común para los tucumanos. Acordamos 10 puntos en común que incluyen la lucha contra la pobreza y la exclusión, generación de trabajo digno, ética y transparencia en la cosa pública, entre otros”, señaló.
El obispo concluyó su discurso con un llamado a la unidad y a la defensa de la dignidad humana. “Pedimos a Dios, fuente de toda razón y justicia, y a nuestra Madre de la Merced, patrona de los tucumanos, que nos mantenga unidos, comprometidos con nuestro destino como Nación y en la defensa constante de la dignidad humana de cada habitante de esta ‘patria bendita del pan’. ¡Viva la Patria!”, finalizó Ferrari.