“Te doy todo pero déjame sacar a las nenas”: Murió al volante tras ser baleado por delincuentes

Publicado el: 4 febrero, 2021

Sergio Lust , de 46 años, volvía con su familia luego de vacacionar en La Costa, cuando sufrió la emboscada de un grupo de delincuentes que, tras intentar robarle su auto, lo balearon. Según las fuentes, en su intento por fugarse, el conductor herido quedó con el pie en el acelerador y el vehículo tomó gran velocidad hasta que, a unas ocho cuadras, chocó contra otro que estaba estacionado. Su esposa y tres hijas, de entre 2 y 9 años, debieron ser rescatadas por los vecinos. En tanto, el choque fue registrado por cámaras de seguridad de la zona.  

 

 

La secuencia del terrible hecho

Todo ocurrió a las 4 y 15 de la madrugada. En el cruce de avenida San Martín y Santa Ana, Sergio frenó en un semáforo. En ese momento, fue sorprendido por un hombre que se tiró al piso adelante del Volkswagen Vento, fingiendo haber sido atropellado. En ese mismo instante, llegó otro vehiculo con un grupo de personas armadas que comenzaron a exigirle dinero. Sin embargo, Lust los esquivó a poca velocidad y uno de ellos, que estaba del lado de su ventanilla, efectuó un disparo que le ingresó por el costado del cuerpo.

 

Según Anahí, la esposa de sergio, comentó que su marido se dio cuenta que se trataba de una emboscada, y le rogó:“Si querés te doy el auto, te doy todo, pero dejame sacar a las nenas”, le dijo al ladrón, que movía un arma de un lado al otro.

“No, a las nenas no las sacás”, lo amenazaron. “Te damos el celular, te damos el auto”, le insistió el hombre.

“Te voy a disparar, te voy a matar”, le dijo el asaltante a Sergio. “¿Por qué?, si yo no te hice nada”, respondió el hombre. Todo pasó en un puñado de segundos.

El ladrón que estaba en el piso se levantó y le disparó al pecho a Sergio, que alcanzó a gritar “ay”, se agarró del volante del Vento y aceleró para escapar.

En la huida, le volvieron a tirar de costado y otra bala le atravesó la cabeza. El hombre quedó inconsciente pero acelerando. El coche hizo unos 50 metros hasta que Anahí agarró el volante para evitar un vuelco. A Sergio le brotaba sangre de la boca y se tiró hacia un costado.

La mujer le dijo a sus hijas que se agarraran fuerte. A la de 9 le pidió que se agachara y se hiciera bolita, mientras trataba de controlar el auto desde el asiento de atrás. El Vento no paraba de acelerar por avenida San Martín. En total hicieron ocho cuadras hasta que cruzaron Tierra del Fuego, el auto se subió a la vereda, chocó primero un poste, después un Citroën Aircross de un hombre que sacaba el auto del garaje y, por último un árbol.

La familia dueña del Citroën fue la que primero se acercó para asistir a Anahí y sus hijas. Sergio agonizaba. A la nena de 5 años la tuvieron que sacar los bomberos, ya que había quedado atrapada entre los fierros y las herramientas del auto. La de 9 sufrió una fractura de clavícula y un golpe en la cabeza que le hizo perder el conocimiento. La de 2 recibió seis puntos de sutura en la pera y golpes en todo el cuerpo.

Los vecinos de la cuadra que salieron a ver lo que había ocurrido denunciaron que la ambulancia tardó casi una hora en llegar al lugar. “El muchacho estaba vivo hasta que murió en el auto”, dijo Walter, un testigo.

Por el caso hay tres sospechosos detenidos, imputados de “homicidio criminis causa”. Un delito que prevé una pena de perpetua. El caso está a cargo del fiscal Lorenzo Latorre, de la UFI N° 3 de Lomas de Zamora.

Los acusados quedaron grabados por una cámara de seguridad de la zona cuando llegaban al lugar de los hechos. También había otras ocho personas demoradas, que se investigaba si eran parte del grupo de siete que participó del asalto.

En uno de los allanamientos la Policía encontró un revólver calibre .32 largo. En el Vento, los peritos levantaron un plomo compatible con esa arma.

“No sé qué querían, matarlo no más, porque lo mataron así por nada”, dijo Anahí.

Sergio trabajaba como chofer de una camioneta de reparto para una empresa textil. No era la primera vez que su jefe, el dueño del negocio, le prestaba su auto para que pudiera irse de vacaciones con su familia.

Habían estado dos semanas en San Bernardo. Todo había salido tan bien que decidieron alargar un poco más la estadía y se quedaron dos días más.

“Era un tipo buenísimo. Una persona maravillosa, genial. Siempre ayudó a toda la familia. Siempre estaba Sergio. Esto es una desgracia”, lamentó su cuñada Jimena, muy conmovida, en diálogo con Clarín.

Anoche, sus hijas todavía querían saber lo que había pasado con su papá. “La más grande pregunta por el padre. No sabemos qué decirle. La más chiquita también. ‘Papi, papi’. Le decimos que se fue al cielo. Ve a la madre llorando. Estamos todos destrozados”, expresó.

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