Verónica Muñoz fue abusada ocho años. En 2015 decidió contárselo a su familia pero en lugar de apoyarla, la hostigaron y le pidieron que lo ocultara. Todavía espera por la primera pericia.
“Mi madre vio y eligió mirar para otro lado”. Con esa frase Verónica Muñoz describe el calvario que vive tras denunciar los abusos que sufrió por parte de su hermano mayor. Tiene 23 años, es de Santa Cruz y cuando le contó a su familia lo que le había pasado le echaron la culpa y la amenazaron.
Desde los 3 y hasta los 11, Verónica denunció que fue abusada de manera reiterada por Carlos Sebastián, su hermano casi diez años mayor. “Al principio no era consciente de lo que pasaba. Él me decía que se trataba de un juego y que si le decía a mi mamá me podía pegar”, contó la joven.
Esa advertencia que le dijo su abusador bastó para que la joven creciera con la idea de que era “mejor no hablar”. Pero en 2015 cuando tenía 20 años decidió no callar más y revelar que había sido abusada. “Primero se lo conté a la pareja que tenía en ese entonces. Era una relación tóxica y una vez en una discusión me dijo que él no me violaba como mi hermano. Eso hizo que me decidiera a contárselo a mi papá”, relató.
De acuerdo a lo que contó la joven, cuando le reveló a su padre que había sido abusada por su hermano mayor instó a que hiciera la denuncia. La intención de contar el siniestro secreto de familia quedó en palabras. El progenitor prefirió que no se hablara más del tema y lo olvidaran.
Como no se sintió apoyada por su padre, decidió buscar la ayuda de su madre. Verónica le escribió una carta, fue hasta su casa, se la entregó y espero dentro de una habitación hasta que la leyera. Creyó que iba a ser el día en el que todo su calvario se iba a terminar. Fue todo lo contrario. Su propia madre le dio la espalda.
“Se sentó en una esquina de la cama, ni me abrazó. Me preguntó que cómo no hablé antes como “x” persona, ya que en este entonces ya había otra víctima de mi hermano mayor”, sostuvo, angustiada, la joven. “Me dijo que por eso él me odia y no me puede ver. Me echaba la culpa de lo que había pasado”, agregó.
A la madre de la víctima no le bastó con hacerla sentir culpable, sino que también le pidió que no contara nada para que la abuela no se enojara. Ella lo ocultó y se fue a vivir a Buenos Aires.
Ya en Buenos Aires, Verónica se volvió a enamorar y quedó embarazada. Cuando su mamá se enteró le insistió que volviera a Santa Cruz. Viajó con su pareja a la Patagonia con la ilusión de mejorar la relación con su familia. Alquilaron una casa, pero volvieron las intimidaciones. “Mi mamá me siguió maltratando psicológicamente y me decía que estaba loca”, relató.
Una tarde de 2017 Verónica recibió la visita de su madre quien fue para contarle algo que ella no se imaginaba. “Me dijo que mi papá había abusado de ella”. Esa revelación la sorprendió y la animó para insistir con la posibilidad de denunciar los abusos sexuales intrafamiliares. No tuvo respuesta favorable.
Con el pasar de los días, otra revelación le dio el motivo suficiente para definitivamente no callar más: su hermana menor le contó que estaba siendo abusada por otro chico de la familia. Inmediatamente, Verónica hizo la denuncia y logró obtener la custodia temporal de su hermana que en ese entonces tenía 9 años. También aprovechó para denunciar su caso.
Cuando su familia se enteró de la denuncia la amenazaron. “Mi abuela y mi abusador, me mandaba gente para asustarme a mi casa.”, dijo la joven. “Vivía encerrada y asusta”, señaló.
“Mi mamá hizo que despidieran a mi marido del trabajo y también que la dueña de la casa donde vivíamos nos echara. Entonces me volví a vivir a Buenos Aires”, manifestó.
Cansada del hostigamiento de su familia, Verónica decidió visibilizar su caso en redes sociales. A raíz de su posteo en Facebook, la joven descubrió otros casos de violencia sexual en su familia: su abuelo había abusado de su padre y sus tías. Su papá había hecho lo propio con un primo, y su hermano mayor también violó a una prima.
Por la denuncia pública, su familia volvió hostigarla y permanentemente recibe amenazas para que no hable más. “Durante 10 años tuve que soportar que esta persona que me abusara. Hoy estoy mejor porque hago terapia, encontré herramientas para poder sanar todo lo que esa persona, mi mamá y mi familia me hicieron. A raíz de la denuncia surgieron amenazas de mi abuela materna y mi mamá, además de esta persona. Mi abuela me dijo que me va a mandar a la cárcel por haber hablado y mi mamá me amenazó con mostrar fotos mías de adolescente”, señaló.
Pero esas amenazas empeoraron cuando en los últimos días, un amigo de su hermano de dijo que la estaban buscando “hacerla desaparecer”. “No digas nada porfa. Ayer me enteré lo que te quieren hacer. Yo te digo que si te llega a pasar algo ya saben quién fue”, le advirtió el joven.
Aunque Verónica hizo la denuncia en la Justicia, su caso no avanza. Todavía no le hicieron ni siquiera la primera pericia. “No quiero vivir más con miedo, ya lo sufrí muchísimos años y ahora otra vez. Voy a seguir haciendo esto público, pidiendo justicia y si me llega a pasar algo sepan quién fue”, indicó
“Lucho por la niña que alguna vez fui y nadie me escucho e ignoro, tuve muchísimos signos de abuso que mi madre vio y eligió mirar para otro lado. Lucho por mi hermana que pude sacarla también de un infierno, si ella no me contaba lo de abuso nunca hubiera denunciado mi historia”, finalizó.
Fuente: minutouno.com