El Parque Sierra de San Javier, que es propiedad de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y abarca unas 14.200 hectáreas, está ocupado por muchas personas, incluyendo aproximadamente 1.500 ocupantes ilegales. Esto es según una estimación realizada por el secretario de Bienestar Universitario, Gustavo Vitulli, basada en un estudio de viviendas realizado en 2018 por pedido del abogado de la UNT, Máximo Castro.
El parque se encuentra en el cerro de Tucumán y abarca varias áreas, incluyendo Villa Nougués, Horco Molle, Yerba Buena, Tafí Viejo, La Sala, Raco y Tapia. Fue expropiado en 1947 por el gobierno nacional para la construcción de la Ciudad Universitaria, aunque esta no se completó por completo. A lo largo de los años, algunas personas que vivían y trabajaban en estas tierras continuaron haciéndolo, y sus descendientes también.
Según el informe de la Dirección de Regularización Patrimonial Universitaria de 2018, se contabilizaron 169 viviendas de ocupantes ilegales en el parque, con 34 cerca de Villa Nougués y 135 en la zona de Horco Molle. Sin embargo, desde entonces, se han detectado más ocupaciones ilegales, especialmente en la zona conocida como “Las Pirámides”.
La UNT ha tomado medidas legales contra varias personas en “Las Pirámides”, incluyendo al propietario Próspero Marcelo Sosa, quien alega derechos sobre una parte del terreno. La Universidad está persiguiendo acciones penales y civiles para resolver esta situación y busca la demolición de las construcciones posteriores a 2018.
Aunque el informe de 2018 no incluía datos sobre la cantidad de habitantes por vivienda, se estima que actualmente hay alrededor de 1.500 personas viviendo ilegalmente en el parque, distribuidas en tres zonas problemáticas: sur (“Las Pirámides”), este (Horco Molle), y noroeste (Las Tipas, Tapia).
El conflicto legal entre la UNT y los ocupantes ilegales ha estado en curso durante muchos años, y la Universidad busca proteger sus tierras, preservar el área ambientalmente y evitar futuras ocupaciones ilegales. Sin embargo, las disputas y ocupaciones ilegales persisten en diferentes partes del parque.
