SanCor, la histórica cooperativa láctea argentina, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia. Con una producción que cayó a solo 200.000 litros diarios de leche procesada, muy lejos de los 4 millones que manejaba en su apogeo, enfrenta una deuda financiera superior a 400 millones de dólares, atrasos en salarios, cortes de electricidad inminentes y una posible parálisis total de sus operaciones en sus plantas principales, incluida la de Sunchales, Santa Fe.
El desplome operativo comenzó a acelerarse a finales de 2024, cuando el procesamiento diario de leche ya se había reducido a 500.000 litros. Sin embargo, en enero de 2025, esa cifra cayó aún más debido a la falta de recursos para pagar a proveedores y tambos, lo que ha llevado a varios productores a cortar sus envíos. Además, la planta en La Carlota se encuentra detenida, sumándose al cierre previo de la planta de Devoto, en Córdoba.
SanCor enfrenta una deuda de alrededor de 2.500 millones de pesos con la Empresa Provincial de Energía de Santa Fe (EPE), y si no realiza un pago antes del 28 de febrero, podría quedarse sin suministro eléctrico. Esta situación también podría desencadenar embargos e inhibiciones que complicarían aún más sus operaciones.
A pesar de los intentos de la nueva directiva por mantener la empresa en funcionamiento, los problemas financieros no han permitido cumplir con los acuerdos alcanzados con el gremio ATILRA para el pago de deudas salariales. Según fuentes internas, los trabajadores recibirían 12 millones de pesos en cuotas según su antigüedad, pero la empresa no ha podido abonar los montos prometidos.
La situación se agrava con la falta de un inversor privado que aporte capital fresco, lo cual ha limitado las posibilidades de SanCor para recuperar su posición en el mercado y reactivar sus exportaciones. Mientras tanto, la incertidumbre sigue creciendo entre empleados, proveedores y productores, quienes temen que la empresa pueda finalmente llegar a la quiebra si no logra superar esta crisis.
