La carrera como boxeador profesional de Muhammad Alí se dilató mucho más allá de lo razonable, durante un enorme lapso de 21 años, desde 1960 hasta 1981, con el interludio de los tres años y medio de suspensión forzosa por su negativa a acudir a la Guerra de Vietnam. En este tiempo disputó 61 peleas, con 56 triunfos (37 de ellos por KO) y cinco derrotas. Algunas fueron polémicas, otras mediocres, pero hay cinco que sobresalen como referentes absolutos en la historia del pugilismo. Cuatro las ganó y una la perdió, pero más allá del resultado y de las propias peleas, el antes, el cómo y el después conforman la quintaesencia de la mística del deporte que más y mejor ha alimentado la literatura y el cine.
1. CLAY vs. SONNY LISTON.
25/2/1964, Miami Beach (Florida)
Ali gana por KO técnico en el 7º asalto
Aún bajo su nombre de nacimiento, Cassius Clay se ciñó su primer cinturón de campeón del mundo al vencer al púgil más temido de la época, Sonny Liston, en Miami Beach.
En 1964 Clay era un joven de 22 años que no encajaba en el molde de lo que se suponía que debía ser un peso pesado. Tenía una velocidad de pegada, un juego de piernas y una esgrima jamás vistos en alguien de su tamaño. Llegaba a la pelea con 19 victorias sin brillo y limpio de derrotas, y se decía de él que no tenía pegada suficiente para aguantar un cuerpo a cuerpo. La prensa le definía como “un peso gallo de 95 kilos”.
Sonny Liston era justo todo lo contrario. El promotor Harold Conrad le definió como “más feroz que el mejor Tyson, más intimidador, más indestructible. Era uno de esos tipos que te miraba y te encogías dos palmos”. Había alcanzado el título mundial destrozando a Floyd Patterson en 1962. KO en el primer asalto. La revancha, al año siguiente, tuvo idéntico resultado. Había aprendido a boxear en la Penitenciaría de Missouri State, donde cumplía condena por robo a mano armada.
Su contrato estaba en manos de Frankie Carbo, uno de los capos de la familia Luchese, vinculada al crimen organizado. Le llamaban ‘Big Bear’ (Gran Oso) y se decía que su tiránico dominio era malo para el boxeo, porque nadie quería medirse con él. Era lógico que las apuestas estuvieran 7-1 a favor de Liston.
No se sabe qué edad tenía cuando se enfrentó a Clay, porque en su natal Sand Slough (Arkansas) muchos hombres de raza negra no tenían partida de nacimiento. Se especulaba que rondaba los 32 años, aunque otros analistas consideran que rozaba los 40. Tan confiado estaba en sus fuerzas que entrenó poco para medirse al aspirante: corría una milla, algo de gimnasio y poco más. Comía perritos calientes, bebía cerveza y no era extraña la presencia de prostitutas en su ‘training camp’.
Entre 1961 y 1964 sólo había disputado tres combates, todos saldados con KO en el ‘round’ inicial, poco más de seis minutos de pelea en total. Y tenía una bursitis en el hombro que requería inyecciones de cortisona. Pese a todo, su figura era tan inmensa (35 triunfos –24 KO– y una derrota) que nadie creía en Clay.
Cassius se encargó de calentar la pelea como nadie lo había hecho jamás. El día que firmó el contrato alquiló un autobús, escribió en el chasis ‘Liston caerá en ocho asaltos’ y se plantó enfrente de la casa de su rival a las tres de la mañana, conminándole a gritos a que saliera. También lo paseaba por el canpo de entrenamiento de Sonny, que llegó a creer que Clay estaba loco de remate.
Nada más lejos. Mientras montaba su espectáculo paralelo, Cassius estudiaba una y otra vez cintas de las peleas de su rival. En el pesaje, la misma mañana del combate, Clay apareció con una chaqueta en cuya espalda se leía ‘Caza del Oso’ y un bastón que agitaba mientras gritaba “¡traedme al gran oso feo!”. Le multaron con 2.500 $, pero le dio igual: tenía al campeón justo donde quería.
Segundos antes de la campana que daba inicio al combate, Ali siguió increpando a Liston. Era más alto que él (1,91 m. por 1,85 m.), pero se puso de puntillas para mirarle desde más arriba. En el primer asalto ya se intuyó el desenlace: Sonny lanzaba mazazos al aire, mientras Clay le esquivaba a placer.
En el tercero Liston ya sangraba por un corte bajo el ojo izquierdo. En el cuarto Clay comenzó a tener problemas de visión, que la leyenda achaca a una sustancia que puso su rival en los guantes; el quinto ‘round’ se lo pasó esquivando la imagen desdibujada que veía enfrente.
En el sexto se recuperó y sus combinaciones eléctricas desmadejaron a un Sonny sin poder de reacción. Cuando sonó la campana del séptimo asalto, sólo Clay saltó al ring; Liston, rendido y con el hombro inmovilizado, escupió a la lona el protector bucal. KO técnico.
2. ALI vs. JOE FRAZIER (1) (Fight of the Century)
8/3/1971, Nueva York
Frazier gana a los puntos tras 15 asaltos
En 1971 tanto Ali como Frazier tenían derecho legítimo a reclamar el trono de los grandes pesos. El primero había sido desposeído del título en 1967 por negarse a acudir a Vietnam, pasando tres años y medio bajo arresto y sin licencia. Había regresado cinco meses antes, cosechando dos triunfos ante Jerry Quarry y Óscar Bonavena por KO técnico. Llegaba invicto, con 31 victorias. El segundo había aprovechado su ausencia para emerger y ceñirse el cinturón venciendo a Buster Mathis y Jimmy Ellis. Tampoco conocía la derrota (26 triunfos, 23 por KO).
Obviamente el combate, celebrado en el Madison Square Garden, despertó una expectación inusitada y batió todos los récords de taquillaje y audiencia televisiva. Y partió al público en dos, porque si Muhammad simbolizaba la rabia legítima de la raza negra y el desafío al poder, Smokin’ Joe era el campeón adoptado por los probelicistas blancos más conservadores, una imagen que el propio Ali se encargó de alimentar, tildando a su rival de monigote sin luces al servicio de los poderosos.
Nadie quiso perdérselo: entre el público estaban Frank Sinatra o Woody Allen y el actor Burt Lancaster –que nunca había ejercido- hizo de comentarista de TV. Ali dominó los tres primeros ‘rounds’ hasta que encajó un tremendo gancho de izquierda que le hizo tambalearse. Luego el mando correspondió a Frazier, y el combate estuvo muy equilibrado hasta el 11º asalto, cuando Joe propinó un golpe que llevó a Muhammad a la lona. Aunque se levantó y aguantó hasta el límite de los 15 ‘rounds’, las cartulinas estaban claramente inclinadas en favor del campeón.
Ambos pasaron varias semanas en el hospital recuperándose de una pelea titánica.
3. ALI vs. JOE FRAZIER (2)
28/1/1974, Nueva York
Ali gana a los puntos tras 12 asaltos
Fue la única vez que se enfrentaron sin títulos de por medio, porque George Foreman era quien ostentaba ahora los cinturones. Fue seguramente el peor de sus tres duelos, pero no por ello menos épico.
Tenían cuentas pendientes y eso quedó bien claro cuando unos días antes de la pelea ambos se encontraron en un programa televisivo de la cadena ABC, rememorando su primer cara a cara. Ali llamó a Frazier “ignorante”, éste montó en cólera y llegaron a las manos en pleno estudio.
Muhammad había aprendido de sus errores y esta vez no permitió a Smokin’ Joe que entrara en el cuerpo a cuerpo, manteniéndole a distancia y sujetándole cuando la rompía. Se llegó al límite, establecido esta vez en 12 asaltos, y los jueces decretaron un triunfo ajustado de Ali a los puntos, cosa que algunos especialistas discutieron.
4. ALI vs. GEORGE FOREMAN (Rumble in the Jungle)
30/10/1974, Kinsasha (Zaire)
Ali gana por KO en el 8º asalto
“Pensé que sería un KO más para mi colección hasta que, en el séptimo asalto, le propiné un tremendo puñetazo en la mandíbula. Acto seguido me agarró la nuca y me susurró al oído: ‘¿esto es todo lo que tienes, George?’. En aquel momento supe que el combate no acabaría como yo había planeado”. Estas palabras de George Foreman son el mejor resumen posible de uno de los momentos álgidos de la historia del deporte.
Se le denominó ‘Rumble in the Jungle’ (retumba la jungla). El escenario, el Zaire del dictador Mobutu Sese Seko, en el corazón del África ecuatorial, era distinto a todo lo que se había visto hasta entonces, un decorado que se eligió no por su exotismo sino porque fue el único dispuesto a pagar la fiesta, que se le había ido de las manos al entonces joven promotor Don King.
Fue un enfrentamiento épico entre un viejo proscrito cuyos mejores días habían pasado –Ali– y un joven Hércules que hasta entonces se creía invencible, el pulso entre dos estilos contrapuestos: la astucia contra la fuerza bruta, un showman ue dominaba todos los registros dramáticos frente a un guerrero, tan distintos y tan singulares a la vez. El aspirante Ali llegaba con 32 años, 44 victorias y dos derrotas; el campeón Foreman con 25 años, 40 triunfos (37 por KO) e invicto.
Se fijó la fecha de la pelea para el 25 de septiembre, pero finalmente se pospuso hasta el 30 de octubre porque ‘Big George’ sufrió un corte en el ojo durante una sesión de entrenamiento previa. Tanto él como Muhammad pasaron todo el verano en Kinsasha, aclimatándose al calor y humedad tropical y adaptándose al peculiar horario de la pelea, que comenzó a las cuatro de la madrugada para así coincidir con el ‘prime time’ televisivo en la costa este de los Estados Unidos.
La gente del lugar recibió a Ali con los brazos abiertos, considerándole un luchador por los derechos de la raza negra. Él alimentó ese cariño saliendo a entrenar por las calles de la capital y acercándose a la gente, mientras Foreman permanecía recluido en el gimnasio de su hotel.
Durante la pelea Ali soltó menos golpes que su rival, cediéndole la iniciativa, pero más certeros. Tras aguantar tremendos mandobles al cuerpo, refugiarse en las cuerdas, provocarle verbalmente, forzar constantes interrupciones agarrando a Foreman en ‘clinch’ y aguijonear su rostro cada vez más tumefacto con rápidas combinaciones, especialmente al final de cada asalto, Muhammad dejó que George madurara su cansancio antes de ejecutarle al final del octavo asalto mientras las 60.000 gargantas presentes en el Estadio 20 de Mayo gritaban “¡Ali bomayé!” (Ali, mátalo). El campeón cayó a plomo y se levantó ‘groggy’ cumplida ya la cuenta de protección. Ali volvía a ser campeón del mundo de los pesos pesados.
5. ALI vs. JOE FRAZIER (3) (Thrilla in Manila)
2/10/1975, Manila (Filipinas)
Ali gana por KO técnico en el 15º asalto
El cierre de la trilogía Ali-Frazier fue la extraordinaria culminación de una rivalidad sin parangón. Esta vez era Muhammad el campeón y Joe el aspirante, y el hecho de que tuvieran 33 y 31 años respectivamente, no restó un ápice de fiereza al envite.
Se disputó en Manila porque el presidente filipino, Ferdinand Marcos, se prestó a pagar los gastos para utilizar la pelea como herramienta propagandística que disipara las críticas a su gobierno. El nombre del combate (‘Thrilla in Manilla’ o ‘Suspense en Manila’) fue de nuevo obra del ocurrente Ali, que calentó los prolegómenos como nunca, tildando a su oponente de “gorila” y cantando una hiriente rima al respecto: decía que el duelo sería “killa and a trhilla and a chilla when I get the gorilla in Manila” (un asesinato, un suspense, un escalofrío cuando coja al gorila en Manila).
Mientras Ali tenía una preparación ajetreada, con sonadas trifulcas con su esposa por tema de faldas, Eddie Futch, ‘coach’ de Frazier, decidió apartarle del calor y la humedad de Manila y le recluyó en las montañas, donde llevaba una vida espartana y muy contemplativa en sus momentos de asueto.
La pelea se disputó a las 10 de la mañana (de nuevo la ley del ‘prime time’ en EE.UU.). Muhammad salió móvil y agresivo, provocando verbalmente, como solía, a un rival fácil de sacar de sus casillas, pero a partir del cuarto ‘round’ Frazier se asentó y sacó toda su artillería. Ali entró en su juego, encajando golpes terribles que habrían tumbado a cualquiera, y el duelo se convirtió en una pugna descarnada, todo corazón, olvidadas las estrategias en el rincón, con dos hombres exhaustos cuya única obsesión era batir al otro a cualquier precio. “Es lo más cercano a la muerte que he estado nunca”, dijo Ali a su esquina al término del noveno asalto.
En el undécimo, los movimientos de Frazier se tornaron inseguros, vacilantes. Los golpes de Ali le habían hinchado tanto los párpados que apenas veía. Aún así, resistió, hasta encajar una andanada brutal en el 14º y penúltimo asalto. Futch no le dejó salir al ring en el ‘round’ final . Frazier estaba completamente ciego, pero protestaba: “Quiero salir, jefe”. Futch respondió: “Se terminó. Nadie olvidará lo que hiciste hoy”.
Ali diría tiempo después que “Frazier se retiró un segundo antes de que lo hiciera yo. No podía luchar más”. Nunca volvió a ver aquella pelea en vídeo. “¿Por qué regresar al infierno?”, argumentaba.
Aquí un repaso
Fuente: http://www.mundodeportivo.com/boxeo/20160604/402274469000/cinco-combates-para-la-posteridad.html