Este es una pequeña anécdota que les pasó a unos tíos hace algunos años.
Ellos vivían en un pueblo cercano a San Salvador de Jujuy, son una pareja humilde pero con principios y no tenían hijos.
A mi tío le ofrecieron un buen trabajo en una fábrica en Tucumán así que como estaban necesitados de dinero inmediatamente aceptó la oferta y se vino junto con su esposa a vivir aquí. Al lado de su trabajo había una casa grande que le pertenecía al padre del dueño de la fábrica.
El señor le dijo a mi tío que se la prestaría para que ellos vivieran allí mientras trabajara para él, aparte de que no conocían la ciudad, entonces se les hizo una excelente oferta.
Mi tío era el encargado del turno de la noche, llegaba hasta las 7 de la mañana a la casa, así que mi tía se la pasaba completamente sola en las noches.
Una noche mientras mi tía estaba en su cuarto lista para dormir comenzó a escuchar ruidos, ella pensó que era su marido que había olvidado algo, se levantó y se dirigió a ver para hablarle, pero nadie le respondía.
Se dio cuenta que la casa estaba sola, incluso buscó en todos los rincones para ver si algún animal había entrado, pero no había nada, entonces decidió recostarse nuevamente.
A la mañana siguiente mi tía no le dijo nada a mi tío porque no se le había hecho importante, y el día transcurrió normal hasta que mi tío se fue a trabajar…
Esa noche mi tía estaba recostada a punto de conciliar el sueño, cuando de pronto unos minutos más tarde empezó a escuchar varias voces de personas conversando en voz baja, lo que llamó su atención.
Lo que vio mi tía la dejó completamente sorprendida, pues había varias personas vestidas de negro y en el centro del comedor y un ataúd donde parecían estar velando a alguien. Mi tía inmediatamente pensó que aquello era un sueño e intrigada por saber quiénes eran esas personas quería saber porque habían entrado así de la nada. Le preguntó a un hombre vestido de negro que estaba con la mirada agachada, que por que estaban ahí, y él lo que le respondió fue: “el patrón nos dijo que aquí hiciéramos la velación” al decir eso el señor nuevamente bajó su mirada y comenzó a orar.
Mi tía estaba molesta porque pensó que a mi tío se le había olvidado avisarle, así que tomó el teléfono e intentó llamarlo a la fábrica pero nadie le contestaba, lo único que se le ocurrió hacer a mi tía en esos momentos fue unirse a ellos para orar por el difunto.
Se acercó y le pidió permiso a un hombre que estaba de pie frente al ataúd, que si podía rezar junto con ellos un rosario, y el hombre moviendo su cabeza le dijo que si.
Después de dos horas, mi tía comenzó a tener mucho sueño por lo que decidió marcharse a recostar, se le acercó nuevamente al hombre que estaba parado frente al ataúd y le dijo que en unos momentos llegaría mi tío y él estaría ahí por si se les ofrecía algo.
El hombre la vio fijamente a los ojos y le dijo: “¿me podría hacer un favor?”. Y mi tía le contestó que si, el hombre le dijo que si le podía entregar al dueño de la casa un sobre, el cuál sacó del bolsillo de su saco, porque era muy importante, mi tía lo tomó y le dijo que no se preocupara que ella lo guardaría hasta que llegara su esposo para que cuando regresará al trabajo se lo entregará.
Mi tía se dirigió hacia un pasillo que daba a la cocina para dejarlo justo en la mesa y no olvidara entregárselo a su esposo, cuando regresó lo que encontró la dejó completamente helada…
Las personas en la sala se habían marchado, no había nadie ni siquiera estaba el ataúd donde se encontraba el difunto. ¿Como era esto posible si mi tía solo se tardo unos segundos para dejar el sobre en la cocina?, ¿Cómo se habían marchado tan rápido?… Mi tía no se la creía.
Se dirigió a la puerta para cerrar con seguro y se fue a encerrar en su cuarto muy nerviosa mientras esperaba a mi tío.
Más tarde, cuando llegó su esposo a la casa, mi tía molesta le contó lo sucedido y reclamándole del porque no le habían avisado que irían esas personas a la casa, mi tío se quedó pasmado, no estaba comprendiendo absolutamente nada, le dijo a mi tía que el no sabía nada de eso y que más tarde le hablaría a su patrón para preguntarle.
Cuando era de tarde, mis tíos se levantaron e inmediatamente le hablaron al dueño de la casa para preguntarle si él había mandado a las personas a su casa para velar al difunto, pero el dueño solo se quedó callado e impresionado le contestó que no, que él no haría algo así sin avisar y más si su esposa estaba sola en la casa. Mis tíos se quedaron impactados al escuchar la respuesta…
Cuando llegó la hora que mi tío se tenía que ir a trabajar, mi tía le recordó de llevarle el sobre al dueño, pues el hombre desconocido le había pedido ese grandísimo favor, mi tío lo tomó y se fue.
Cuando llegó a la fábrica pidió hablar con el dueño y al estar frente a él, le dijo lo sucedido entregándole el sobre, cuando el dueño lo abrió no podía creerlo, estaba envuelto en lágrimas y no pudo hablar en esos momentos hasta que se tranquilizó.
Le dijo a mi tío que ese sobre contenía las escrituras de varias casas que su padre fallecido y que había dejado, pero como el difunto las había guardado, nadie supo donde estaban, lo más impresionante es que dentro de ese sobre también había una carta de su padre donde le decía que estaba muy orgulloso de él, y pidiendole a su hijo, que les diera esa casa a mi tía que muy amablemente se portó con él, solo así podría descansar en paz.
Mi tío se quedó en shock al saber esto, y su patrón con lágrimas en sus ojos pero feliz de saber que su padre se encontraba ahora en paz les regaló la casa y hasta la fecha del día de hoy siguen viviendo allí sin ningún problema y muy en paz.
En ese momento mi tío decidió no decirle nada a mi tía para no asustarla hasta que pasaron los años y le contó todo.