Es un tema que ha tenido repercusión nacional. Los alumnos del colegio Gymnasium rechazaron por una mayoría abrumadora la posibilidad de una eventual incorporación de mujeres al establecimiento. Lo hicieron en una votación en la que el 70 % del alumnado-compuesto por más de 500 estudiantes-se pronunció contra la iniciativa de que el colegio se vuelva mixto . Es la única escuela experimental de la UNT que conserva la educación diferenciada. Los docentes votaron a favor del cambio, pero los alumnos mantienen la postura en contra. Aunque no se trató de una definición vinculante ni decisoria, las posturas parecen haber quedado claras.
“Algunos intentaron inscribir a sus hijas acá..pero como la carta fundacional del colegio dice que es sólo para varones se les rechazó la inscripción. Yo personalmente, creo que es un cambio si llega a pasar…no sé si es algo bueno o malo…pero prefiero que nos mantengamos como estamos”. Ezequiel Elsinger, presidente del Club Colegial del Gymnasium, habló sobre el tema y explicó los motivos de una postura que muchos juzgan casi retrógada. Incluso, los chicos-que se caracterizan por tener un sistema experimental y abierto basado en la autodisciplina y la supervisión de tutores designados-son conscientes de esa mirada que tiene la sociedad del tema: “Tristemente estamos siendo calificados como anacrónicos, machistas pero no es nuestra intención discriminar a nadie”, explica Elsinger . Se trata de uno de los colegios que conservan las tradiciones cultivadas a través de los años: los alumnos piensan que “todo eso cambiará en caso de que se permita el ingreso de mujeres”.
Una reunión del Consejo Asesor Interno de la institución, podría empezar a definir la cuestión en las horas siguientes. Ese cuerpo está conformado por docentes, alumnos, un no docente, un padre y un egresado y con su decisión aconsejará a la directora, Sandra Mansilla, sobre cómo tratar la cuestión.
Las tradiciones mantenidas por los alumnos-que afianzan el concepto de hermandad en las muchas actividades del colegio-constituyen acaso el mayor argumento de la postura estudiantil: el temor a perder o a que desvirtúen esas tradiciones que comenzaron a través de la carta fundacional del Gymnasium en 1948.
Nuestro Estado argentino tiene otra manera de entender y gestionar la educación. Entiende la igualdad como uniformidad, y la libertad como una artillería cultural y legal para reforzar la uniformidad. Las escuelas públicas deben ser todas iguales, y no puede haber ni un atisbo de diferenciación, innovación y creatividad entre ellas. Los resultados estatales de su particular modelo de gestión están a la vista. Dos breves reflexiones surgen de esta decisión: 1) El Estado parece estar especialmente preocupado por un colegio universitario de excelencia, que tiene un proyecto educativo innovador, que logra una especial participación, involucramiento y pertenencia de su comunidad educativa. Da la impresión de que la ideología es más importante que la realidad; y que el Estado quiere imponer su receta monolítica también sobre los padres, los docentes y los jóvenes que trabajan bien y tienen buenos resultados para igualarlos al sistema, rico en deserción escolar, repitencia, violencia intraescolar, desmotivación y resultados académicos paupérrimos. 2) El Estado les da un mensaje contundente a todos los contribuyentes: sólo los ricos pueden elegir formatos educativos alternativos; sólo los ricos son libres para educar a sus hijos de acuerdo a sus valores y expectativas. Mientras continúe este modelo estatal de entender libertad e igualdad, sólo crecerá el empobrecimiento académico y cultural de la escuela pública, y se profundizará la brecha educativa y social. Hace poco más de 200 años, de Tucumán llegó a todo el país un grito de libertad lleno de esperanza, de grandeza, de ilusión. Hoy, en cambio, nos llega una repetición de recetas inmóviles, falacias argumentativas y mensajes empobrecedores.
Carlos M. Galmarini
Presidente de Alced Argentina (Asociación Latinoamericana de Centros de Educación Diferenciada)