En un escenario de paridad, hay cinco legisladores que podrían ser clave con respecto a la legalización del aborto en Argentina. ¿Quiénes son?
Entre los primeros se ubica el oficialista Edgardo Kueider (Entre Ríos), quien mantiene silencio público sobre cómo votará el proyecto aprobado la semana pasada por la Cámara de Diputados.
Aliado del gobernador de su provincia, Gustavo Bordet, el domicilio del peronista entrerriano fue escenario de una de las manifestaciones de los militantes antiaborto que se movilizaron en Entre Ríos el pasado 28 de noviembre.
Fuentes de la bancada oficialista aseguran que Kueider está a favor del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo, pero aclaran que prefiere guardar silencio para evitar la proliferación de protestas en la puerta de su domicilio.
Sin embargo, el senador entrerriano no podrá prolongar por mucho tiempo el misterio. Como integrante de la Comisión de Justicia tendrá que tomar partido cuando el proyecto sea pasado para la firma pasado mañana, cuando se estima que saldrá el dictamen.
Una situación similar vive su comprovinciana Stella Maris Olalla. Senadora por la UCR, es docente y su domicilio también se convirtió en punto de “peregrinación” de la marcha “celeste” de fines del mes pasado.
En el bloque radical sostienen que Olalla también estaría dispuesta a votar a favor de la legalización del aborto, aunque la legisladora aseguró que todavía no dará a conocer su postura. Lo que sí hizo público es su apoyo a la educación sexual integral (ESI).
Otra senadora que mantiene el suspenso sobre cómo votará es la neuquina Lucila Crexell, que en el debate de 2018 terminó absteniéndose.
En aquella oportunidad, Crexell había presentado un proyecto propio que proponía despenalizar el aborto, tratando de encontrar un punto de encuentro entre abortistas y antiabortistas.
Ahora, la legisladora responde a quien le consulte cuál será su postura que no adelantará posición hasta el momento mismo de la votación, en un intento por evitar las presiones de “verdes” y “celestes” por igual.
Pero además de los “indecisos” hay senadores que podrían cambiar su voto de hace dos años y que se han convertido en objetivo de negociaciones y presiones en los últimos días.
En duda:
Uno de ellos es el radical Juan Carlos Marino (La Pampa), quien votó en contra en 2018 pero ahora se ha mostrado dispuesto a volver a escuchar voces a favor y en contra de la legalización del aborto.
De hecho, Marino mantuvo ayer encuentros con representantes del colectivo feminista y del sector “celeste” de su provincia para escuchar sus puntos de vista.
La única definición que dejó hasta el momento el senador radical es que no va a esperar hasta último momento para tomar partido, prometiendo que dará a conocer su posición antes de que el proyecto llegue al recinto del Senado.
Otra que también votó en contra en 2018 y que es seducida para que cambie de postura es la kirchnerista Silvina García Larraburu (Río Negro).
Sin la presión de tener que votar un proyecto del Gobierno, como ocurre ahora, en el anterior debate tuvo libertad de acción y se convirtió en la única integrante de la bancada kirchnerista, por entonces escindida del bloque del PJ, que rechazó la legalización del aborto.
Ahora, el cambio de su voto podría convertirse en una “salida de emergencia” para el oficialismo ante la posibilidad de que el proyecto pueda fracasar.
Más allá de estos nombres, existen otros legisladores, sobre todo en el oficialismo, a quien podrían convencer para que cambien su voto o se ausenten. No obstante, el inicio del debate dejó en claro que los celestes, con el jefe del bloque, José Mayans (Formosa), a la cabeza, no están dispuestos a ceder en su lucha
