Quién es Miguelón, el narco acusado de tres homicidios capturado en plena fiebre mundialista

Publicado el: 22 diciembre, 2022

Lo atraparon en una estación de servicio después de haber permanecido más de un año prófugo. Su detención, por la fiebre mundialista, casi no tuvo repercusión. Miguel “Miguelón” Figueroa, uno de los narcos más poderosos de Villa 9 de Julio, quedó tras las rejas al estar acusado de tres homicidios y de una causa por abuso de armas.


El barrio El Matadero está enclavado es uno de los más violentos de la capital tucumana. Allí creció “Miguelón” y desarrolló su carrera delictiva. Se habría iniciado como ladrón de estéreos y cuando esa actividad “pasó de moda” siguió con las ruedas de auxilio. Después fue acusado de cometer asaltos. Luego habría comenzado a “tejer” una red de narcomenudeo en ese vecindario y de a poco fue expandiéndose a otros. Al ir conociendo los secretos del oscuro mundo narco, se habría transformado en un proveedor. En otras palabras, pasó de la venta en menor escala al tráfico y la distribución de drogas. No es el único que protagonizó este crecimiento. En la historia policial tucumana hay otros ejemplos: Nilda “La Cabezona” Gómez y Luis Fabián “Gordo Vaca” Vega son algunos de ellos.


Pasada la medianoche del martes 15 de diciembre de 2020, una interminable balacera sacudió a los habitantes del barrio San Roque, también de Villa 9 de Julio. Dos familias se habían enfrentado a tiros en medio de la calle. Un proyectil atravesó el pecho de Gonzalo Ezequiel Figueroa (26 años), el hermano menor de “Miguelón”. El fiscal Carlos Sale investigó el caso y no tardó en sostener que estaba vinculado a cuestiones de droga.

Por el homicidio fueron acusados y luego detenidos Walter (55), Franco “Manzanita” (38) y Marcos “Caco” Almirón (23), todos domiciliados en esa zona. El móvil del crimen nunca quedó en claro. Una versión indicaba que los dos imputados de menor edad habían comprado droga en la casa de Raúl “Lobizón” Lobo, cuñado de Figueroa y que la pelea se había iniciado porque la sustancia que adquirieron no era de buena calidad. La otra hipótesis es que los Almirón pretendían que se fueran del barrio por la actividad que desarrollaban y habrían invadido su territorio.

En esos días, fuentes policiales y judiciales confirmaron que al velorio de la víctima llegaron personas de otras provincias para acompañar a “Miguelón”. No habrían sido parientes, sino proveedores de la droga que supuestamente comercializaba el líder del clan en la capital y en el interior de la provincia. Vecinos indicaron que los narcos se habían ofrecido a aportar hombres y armas para vengarse del crimen. Pero Figueroa rechazó esa posibilidad y anunció que él mismo se haría cargo. También anticiparon que se produciría un baño de sangre en la zona.

Los Almirón, temerosos, no dudaron en aceptar ser condenados en un juicio abreviado que fue presentado por el auxiliar Juan Pablo Godoy, con instrucciones del fiscal Sale, para evitar las represalias. Consideraban que en la cárcel podrían tener más protección. “Manzanita” recibió una pena de 17 años, “Caco”, de 11, y Walter una condicional por abuso de armas de fuego y recuperó a “medias” la libertad. Y es a “medias” porque su vida se transformó en un infierno, ya que vive oculto por temor a ser víctima de un nuevo ataque.

La venganza
“Miguelón”, según la acusación, no tardó mucho tiempo en concretar su venganza. En una calurosa siesta del 18 de diciembre, el líder del clan Figueroa, acompañado por un tal “Cabeca” y los hermanos “Íñigo”, a bordo de un vehículo, se presentaron en la casa de los Almirón. Dispararon con pistolas y una ametralladora sin piedad y las balas que salieron de sus armas acabaron con la vida de Héctor Gabriel Amaya (33) y a Leonardo Sepúlveda (26) e hirieron además a Gonzalo Greco (12), Maximiliano Limdon y Franco Galván (26). Salvo el menor que se encontraba circunstancialmente en el lugar, los otros eran parientes de los acusados del homicidio registrado dos días antes y que no habían participado en el hecho.

Fuentes judiciales y policiales señalaron que Figueroa, al no haber podido cumplir con su objetivo, no se detuvo. Los últimos días de diciembre, un desconocido se presentó en la comisaría donde estaba detenido “Manzana” Almirón para que le entregaran un sándwich de hamburguesa que le había mandado su esposa. Al carcelero y al mismo detenido les llamó la atención porque minutos antes la mujer le había entregado el almuerzo. Revisaron el menú y descubrieron que el trozo de carne había sido elaborado con vidrio molido.

Días antes de esa tentativa de homicidio, el defensor de los Almirón sufrió un misterioso ataque. Un desconocido se bajó de una moto con el rostro cubierto y con un martillo destruyó la placa del profesional primero y un vidrio después. Había cubierto sus manos con guantes de látex y por eso no se pudieron obtener huellas para tratar de identificarlo. Era un mensaje mafioso para un profesional que denunció a los Figueroa como vendedores de drogas en el barrio San Roque.

Ramiro Exequiel Ledesma (18), salvó su vida en el ataque del 18 de diciembre porque segundos antes de que comenzara la balacera había entrado al baño de la vivienda. Antes de que se cumplieran tres meses del doble homicidio, el joven había sido citado por una chica de 19 años para un encuentro amoroso que se concretaría el sábado 13 de marzo. A la hora señalada, un automóvil se detuvo frente a él. El vehículo, según el expediente, era conducido por “Miguelón”. A su lado, estaba un joven, y en el asiento trasero, la muchacha. Ella se bajó, señaló a la víctima y el hombre que iba en el asiento de acompañante, hizo lo mismo con una pistola en la mano. Disparó 10 veces; seis proyectiles impactaron en el cuerpo de Ledesma, que intentó escapar. Murió al día siguiente en el Centro de Salud.

El fiscal Ignacio López Bustos investigó el caso. Probó que Alexis “El Sucio” Íñigo (27), uno de los mencionados en la causa del doble homicidio, había sido el autor del homicidio. En tanto que identificó a Jimena Fernández (20) como la entregadora. La teoría del caso es que Figueroa le habría pagado $50.000 al joven para que cometiera el crimen. La joven, pareja de “Miguelón” fue la que lo entregó.
La situación procesal de ambos es diferente. Íñigo fue detenido a los pocos meses del crimen y en mayo pasado, condenado a prisión perpetua. En tanto que Fernández fue arrestada en agosto y, por pedido del auxiliar Lucas Maggio, con instrucciones del fiscal López Bustos, y recientemente se le otorgó el arresto domiciliario por estar embarazada.

La caída
“Miguelón” fue detenido el domingo cuando se encontraba desayunando en una estación de servicio en la provincia de Salta acompañado por su hijo. Al lugar llegó a bordo de una camioneta marca Chevrolet 4×4.
“Venimos realizando varias intervenciones telefónicas hace varios meses con tareas de inteligencia también. La comisión de la Dirección de Análisis Criminal del ECIF viajó y lo pudo identificar, previo a comunicarse con la policía de esa provincia para su posterior detención, al contar con una orden de captura anterior”, explicó Juan Díaz Loza, que estuvo a cargo de su aprehensión.
Junto a la Policía, el MPF organizó un operativo de seguridad para trasladarlo a la provincia. Ahora espera ser procesado en las tres causas.

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