Maximiliano Mariotti desapareció el 7 de febrero pasado, cuando salió de su casa en La Madrid al 1.300 a bordo de su moto de alta gama. Dos días después, cuando sus allegados habían denunciado su desaparición, surgió por primera vez el nombre del principal sospechso: Lucas Gordillo.
El dato crucial fue aportado por una amiga de Mariotti, quien se acercó el domingo 9 de febrero a la comisaría 5ª y dijo que el joven podría estar muerto, enterrado en algún lugar, y que el presunto homicida sería Lucas Gordillo, quien actualmente se encuentra prófugo de la justicia.
La principal hipótesis que maneja la justicia es que el móvil del crimen habría sido económico: la víctima le habría entregado a Gordillo una suma cercana a los 200 mil pesos antes de irse de vacaciones a Cancún en noviembre pasado. Mariotti y Gordillo, además de amigos, eran prestamistas y trabajaban juntos en el préstamo de dinero a terceros.
Al regresar de sus vacaciones, la víctima le habría pedido a gordillo que le devolviera el dinero, pero el sospechoso no lo hizo. Se presume que podría haberlo matado al no poder cumplir con el pago de la deuda.
¿Quién es Lucas Gordillo?
La víctima y el principal sospechoso crecieron juntos en Villa 9 de Julio, muy cerca del estadio de Atlético Tucumán. Además de ser socios en el rubo del préstamo de dinero, ambos habían montado una empresa que contrataba rondines en la zona, aquellas personas que se desempeñas como guardias de seguridad en las zonas donde no hay presencia policial para el cuidado de los vecinos.
Para los investigadores, Mariotti fue asesinado el mismo día de su desaparición. De acuerdo a esta versión, a Maximiliano lo habrían matado en su domicilio, que luego fue incendiado, y desde allí trasladado en una camioneta -que ya está secuestrada- hasta la casa donde fue enterrado, en Olleros al 100.
Para la justicia, Gordillo y otros implicados habrían realizado diferentes maniobras para ocultar las pruebas del crimen: primero quemaron las habitaciones de la casa donde cometieron el crimen. Luego abandonaron la moto de la víctima en la zona del ex Arsenal. Por último, enterraron el cuerpo maniatado y envuelto en una colcha en el jardín de la vivienda de Olleros al 100, a más de dos metros de profundidad. Antes de tapar el pozo con tierra, esparcieron el cadáver con cal, para acelerar el proceso de descomposición.