“Me quedé sin trabajo. Terminé en la calle con mi hijo. Terminé perdiendo hasta las herramientas”, contó un padre desesperado junto a su hijo de 10 años. “Desde que empezó la cuarentena yo estoy en la calle. Por 180 días no me podían echar del hotel, pero me echaron igual. El candado lo tenía puesto y perdí todo”, agregó.
“Estamos expuestos a todo. Nos falta todo. Fuimos un día con mi hijo a un hogar y nos robaron hasta la mochila con los útiles. Por suerte estábamos vestidos y nos quedamos solo con esa ropa. Si no hubiéramos tenido que ir desnudos por la calle”, siguió.
“Sufro todos los días y solo le pido a Dios que no le pase nada a él”, dijo el padre entre lágrimas, que aumentaron al recibir el abrazo incondicional de su hijo.
“Les pido que se acuerden del prójimo. Porque la vida tiene muchas vueltas y uno nunca sabe lo que le puede llegar a pasar. Hoy soy viejo para la sociedad. Soy un gran padre. Porque le enseñó dignidad y principios”, cerró.