El objetivo, según argumenta el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) es garantizar un trato digno de las personas muertas y sus parientes, y establecer pautas de seguridad para los operadores involucrados. Por ello, la institución científica, no gubernamental y sin fines de lucro distinguida, respetada y reconocida en todo el mundo, creó tres guías prácticas para el manejo de personas fallecidas por coronavirus.
Las publicaciones están dirigidas a dos públicos distintos:
- Una serie de recomendaciones para familiares víctimas de la COVID-19 o con diagnóstico confirmado y sospechoso de tener el virus,
- Dos guías prácticas y operativas destinadas a los encargados de manipular lo cuerpos –policías, bomberos, defensa civil–, las funerarias y los cementerios.
Subrayan que la principal forma para evitar la propagación y el contagio es la utilización de bolsas especiales para transportar los cadáveres.
PARA LOS FAMILIARES
En el documento de recomendaciones para familiares y parientes hace un punteo específico según las condiciones del deceso y el lugar del fallecimiento: en el hogar, en un centro de internación, en la vía pública o en custodia.
- En cualquiera de los cuatro casos, remarcan la necesidad de “evitar todo contacto con el cuerpo y tomar la máxima distancia posible”.
- Y en caso de haber tenido contacto, lavarse las manos con abundante agua y jabón y desinfectarlas con alcohol al 70%, incluso si hubo salpicaduras en la ropa de líquidos corporales, aconsejan cambiarse la prenda y lavarla con el mínimo contacto.
El EAAF, a lo largo de su guía, también repite recuadros con la misma información sin importar la situación específica de cada deceso: “Aunque sea recomendado, no es obligatorio cremar a los fallecidos confirmados o sospechosos de COVID-19. Si la decisión familiar o de los deudos es el enterramiento del cuerpo, no es necesario que el ataúd contenga caja metálica”.
- Ante una muerte en el hogar, proponen no dejar ingresar a nadie más a la vivienda, limpiar la ropa de cama donde haya dormido la persona fallecida y mantener las ventanas abiertas y las puertas cerradas para ventilar los ambientes y no provocar corrientes de aire.
- Y en cada caso puntual, ya sea un fallecimiento en un hospital, clínica, sanatorio, geriátrico, cárcel, comisaría, psiquiátrico con orden de internación judicial, instituto de menores o vía pública, respetar los protocolos dispuestos por las fuerzas de seguridad, la Justicia y los establecimientos mencionados.
- En la guía se especifica cómo debe proceder cada institución, tanto en el retiro y traslado como en las funerarias y cementerios.
A su vez, el EAAF ofrece una orientación para saber cómo actuar ante el reconocimiento del cuerpo cuando la persona haya muerto fuera del hogar. Y enumera lineamientos en los velatorios y los cementerios de aquellos que hayan fallecido con la confirmación o la sospecha de haber contraído coronavirus. En los velatorios, cuya realización está supeditada a la fase de cuarentena en la que se encuentre cada distrito, recomiendan hallar un equilibrio entre la despedida del ser querido, las creencias y costumbres familiares, las medidas oficiales vigentes y el riesgo de contagio.
Validan la asistencia con teléfonos celulares para compartir el duelo con quienes no pueden estar presentes y aconsejan llevar fotos de la persona fallecida porque el cajón debe permanecer cerrado: “El riesgo que suponen los velatorios no se origina en el cuerpo del fallecido sino en la reunión de varias personas”. Destacan el respeto por las pautas de distanciamiento, la utilización de tapabocas, invitan a extremar las medidas de higiene en los elementos de uso común, como picaportes, sanitarios y mobiliario, y advierten que quienes hayan estado en contacto con el fallecido son posibles transmisores del virus.
En los cementerios, reiteran las mismas valoraciones y agregan que “no es recomendable la ingesta de comida o bebida por el alto riesgo de contagio que implica” y sugieren no tocar superficies de acceso común como estatuas religiosas o pila para agua bendita. Informan, en las guías y con un marco de mayor relevancia, que las cenizas producto de la cremación no transmiten el virus.
LAS OTRAS DOS GUÍAS
Las otras dos guías incluyen recomendaciones para la gestión de cadáveres. “Hay un tema central para la seguridad de los involucrados, que es el uso de bolsas portacadáveres adecuadas. Una vez que un cuerpo relacionado a COVID-19 se encuentra dentro de la bolsa, y la bolsa fue desinfectada por fuera, se elimina el riesgo de contagio. Por eso, la primera de nuestras guías operativas apunta a cómo realizar correcta y respetuosamente la colocación de un cuerpo en la bolsa al retirarlo del lugar de fallecimiento. Es fundamental que este primer paso se cumpla y se haga bien”, aseguró Luis Bosio, parte del equipo que redactó las guías, médico forense del EAAF y ex decano del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).
“Quienes van a trabajar directamente con personas fallecidas deben colocarse Elementos de Protección Personal (EPP). Al utilizarlos, estos elementos se contaminan. La manera correcta de quitárselos es central para la bioseguridad de los involucrados”, explicó Sergio Miguel, responsable de bioseguridad de la Morgue Judicial de la CSJN, quien brindó asesoramiento técnico sobre los contenidos de las guías presentadas por el EAAF. Roberto Cohen, médico forense de la Morgue Judicial de la CSJN y también asesor técnico sobre los contenidos de las guías, resaltó: “Es muy importante que el equipo que va a trasladar el cuerpo identifique que es un fallecido en relación a COVID-19 y lo identifique. Es la manera de que desde el principio el manejo sea el correcto”.
SOBRE EL EQUIPO
El Equipo Argentino de Antropología Forense fue fundado en 1984 para ayudar en los procesos de verdad y justicia por la desaparición de personas durante la última dictadura militar en Argentina. Lleva 36 años buscando, recuperando e identificando personas desaparecidas. Colaboró en más de 65 países de todos los continentes (NA)
El Equipo Argentino de Antropología Forense participó con forenses de todo el mundo designados por la Cruz Roja Internacional en la exhumación de los cuerpos de los soldados no identificados en Malvinas