Proyecto argentino busca usar plasma de pacientes recuperados de Covid-19

Publicado el: 29 junio, 2020

¿Los anticuerpos generados por los pacientes recuperados de COVID-19 pueden ayudar a mejorar la evolución de las personas que cursan la enfermedad? Esa es la pregunta que busca contestar un grupo de profesionales mendocinos, liderado por una investigadora de la UNCUYO, que elaboró un proyecto que ganó financiamiento nacional y que detalla todos los pasos para extraer, analizar y utilizar el plasma de quienes se recuperaron. El Ministerio de Salud local autorizó la extracción de plasma de aquellos pacientes que se curaron y acepten la donación voluntaria.

La responsable del proyecto y profesora de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO, María Isabel Colombo, y el titular del Centro Regional de Hemoterapia, Pedro Ruiz, explicaron a Edición U los detalles de la iniciativa, que fue seleccionada en la convocatoria del Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19, que financiará la Nación.

Los profesionales que elaboraron el proyecto y –sobre todo– su pertenencia a instituciones académicas, científicas y a organismo públicos de salud, son una muestra de cada uno de los pasos necesarios para realizar el procedimiento. Además de Colombo y Ruiz, integran el equipo Mariano Vera (Centro Regional de Hemoterapia), Luis Cabezas, Rocío Viola, Nicolás Muñoz y Patricia Vargas (Hospital Central); Ana Carolina Beceyro (UNCUYO), Diego Valli Caparrao (Hospital El Carmen), Daniela Zanchi (Fuesmen), Constanza Giai, Nebai Salassa, Valeria Zarelli y Laura Delgui (IHEM); María Silvia Di Genaro (Conicet San Luis), y Alfredo Julio Laplagne (Instituto Provincial de Hemoterapia, San Juan).

Esa pregunta, que fue el disparador del proyecto, es la misma que se hacen investigadores de todo el mundo, ya que no existe evidencia científica que demuestre que el plasma de los pacientes recuperados ayuda en la evolución de quienes cursan la enfermedad. Por eso, en distintos países, incluida Argentina, se iniciaron ensayos clínicos para intentar llegar a conclusiones que prueben o no la efectividad del procedimiento.

Siguiendo esta hipótesis, se conformó un grupo de 60 investigadores –la mayoría argentinos, algunos de los cuales residen en el exterior– que se autodenominó CPC 19 (Convalescent Plasma COVID-19) y que trabaja ad honorem en la elaboración de protocolos de emergencia para la utilización de plasma de pacientes recuperados, en casos que no respondan a las terapias aprobadas por el Ministerio de Salud de la Nación.

Tanto Colombo como Ruiz dejaron en claro que la utilización de plasma no es una cura para la COVID-19, sino uno de los caminos para intentar que los pacientes que están en los estadios moderados y severos tengan una mejor evolución y evitar así la muerte a causa de la enfermedad.

Ensayo clínico nacional

El 18 de abril de 2020, el Ministerio de Salud de la Nación anunció la puesta en marcha del plan estratégico para regular el uso de plasma de pacientes recuperados de COVID-19 con fines terapéuticos, un ensayo clínico experimental que procura obtener un medicamento a partir del plasma sanguíneo de personas recuperadas.

Además, la Nación creó un Registro Único de Ensayos Clínicos, en el que se centralizará la totalidad de los procesos realizados en el ámbito público y privado, de modo tal que se puedan compartir los resultados obtenidos.

Un grupo de 60 investigadores, la mayoría argentinos, realiza ad honorem protocolos de emergencia para el uso de plasma. Fuente: CPC-19

Luego del anuncio, se iniciaron ensayos clínicos en 6 centros sanitarios de Buenos Aires, como los hospitales Italiano y de Clínicas, con la intención de sumar al resto de las provincias. Algunas ya lo hicieron y se encuentran en distintas fases, como Santa Fe, Tucumán, Río Negro, San Juan, Corrientes y Córdoba, de acuerdo con datos publicados por la agencia Télam.

Para concretar la iniciativa, no solo hace falta un proyecto, sino que cada gobierno provincial debe determinar si realiza un ensayo en su territorio y de qué modo se concretará. Desde la oficina de prensa del Ministerio de Salud provincial, confirmaron a Edición U que la cartera autorizó la extracción de plasma a aquellos pacientes recuperados que acepten la donación en forma voluntaria, así como la creación de un Banco de Plasma.  Por ahora, no autorizaron la colocación de esos anticuerpos a quienes cursan la enfermedad, aunque trabajan en los protoclos de actuación.

Posibles donantes

De acuerdo al reporte del Ministerio de Salud de la Nación del 23 de junio, los casos confirmados de COVID-19 en el país ascienden a 44 931; de ese total, 13 576 personas se recuperaron, 85 de las cuales viven en Mendoza. Este último grupo de pacientes es el que estaría en condiciones de donar plasma, aunque también debe cumplir una serie de requisitos que determinó Nación.

Uno de los casos que tuvo mayor repercusión mediática fue el del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, que permanece internado en el Hospital Lavallol luego de contraer coronavirus y a quien se aplicó plasma de un paciente recuperado. El político contó en un programa de TV cómo se sintió luego de ese procedimiento. “Lo que puedo decir es que rápidamente me sentí mejor, cedieron los dolores, respiré mucho mejor. Anoche fue mi mejor noche en estos 11 días de internación”, fueron sus palabras.

Defensas naturales

Colombo, profesora titular del área de Biología Celular y Molecular de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO  e investigadora superior del CONICET, explicó que el plasma está formado por los componentes líquidos con proteínas de la sangre que no contienen las células sanguíneas como los glóbulos rojos o los blancos. Ese líquido de los pacientes recuperados de COVID-19 contiene las defensas naturales, es decir, los anticuerpos que el organismo desarrolló contra ciertas proteínas del virus.

Colombo comentó que los pacientes recuperados pueden donar plasma pasados 14 días de su recuperación y siempre que hayan dado negativo en dos pruebas consecutivas de COVID-19. A esto se suma que no todo el plasma de los pacientes recuperados contiene los niveles de anticuerpos necesarios y es ahí donde el Instituto de Histología y Embriología (IHEM), dependiente del CCT Conicet Mendoza, tiene un papel clave, ya que realizará esa evaluación.

Colombo, que dirige el Instituto, explicó que en el laboratorio deben determinar dos aspectos: el primero es la presencia de los anticuerpos necesarios (inmunoglobulina de tipo M y G); el segundo, si tienen propiedades bloqueantes del ingreso del virus a las células.

El proceso de donación

Un paso central es la obtención del plasma, una tarea que en el proyecto recae en el Centro Regional de Hemoterapia. Esto fue ratificado por las autoridades del Ministerio de Salud, que autorizaron a ese organismo a realizar las extracciones a aquellas personas recuperadas que acepten voluntariamente la donación, siguiendo los protocolos de Nación.

El titular del Centro, Pedro Ruiz, explicó que el procedimiento para obtener el plasma se denomina aféresis, que es similar a la  extracción de sangre. Dijo que al paciente recuperado se lo conecta a una máquina, se saca sangre entera, se obtiene el plasma y se devuelve a la persona el resto de glóbulos y plaquetas.

El médico explicó que para la transfusión de ese plasma al paciente que cursa la enfermedad también existen criterios de inclusión que fijó la Nación. Comentó que existen dos posturas: una que aconseja utilizar el plasma cuando el enfermo está grave y conectado a un respirador, y otra que privilegia a quienes se encuentran en etapas moderadas a graves, es decir que todavía la falla respiratoria no es tan grave y se está evaluando conectarlos a un respirador.

Aunque el Ministerio de Salud local autorizó las extracciones y la creación de un Banco de Plasma, debe determinar para qué se utilizará. Ruiz explicó que se puede colocar directamente a los enfermos que cursan una etapa moderada o grave para tratar de reforzar su sistema inmune, o enviar ese plasma a Córdoba, donde están desarrollando una gamaglobulina hiperinmune, que también se aplicaría a los pacientes infectados, para lograr lo que se denomina una inmunidad pasiva, es decir, ayudar a que pueda contrarrestar la infección.

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