Una banda criminal dedicada a robar autos, usarlos para cometer otros delitos y luego venderlos con papeles falsos o quemarlos a cambio de droga en Bolivia, fue desarticulada recientemente. La organización tenía roles bien definidos entre sus miembros, quienes usaban seudónimos para comunicarse vía celular. Sin embargo, estos dispositivos terminaron aportando pruebas clave para la investigación.
El primero en ser detenido en noviembre fue el policía César Maximiliano Pacheco, acusado de liderar la asociación ilícita junto con Enrique Alfredo Mendoza. Al revisar el celular de Pacheco, la policía descubrió conexiones con Mendoza, Jorge Abel Carrizo, Santiago Maximiliano Pesoa, Gustavo Nicolás Ávila y Uriel Ledesma. Todos ellos fueron detenidos el miércoles durante trece allanamientos, aunque algunos sospechosos aún permanecen prófugos.
Según la auxiliar fiscal Fernanda Antoni Piossek, del equipo de la Fiscalía de Robos y Hurtos a cargo de Diego López Ávila, Pacheco había realizado búsquedas sobre vehículos que la policía rastreaba y sobre patentes tucumanas y repuestos de automotores. Además, el celular de Pacheco estaba vinculado a una cuenta de Facebook bajo el nombre falso de “Julio Herrera”, utilizada para vender vehículos en Marketplace.
Uno de los contactos importantes de Pacheco era “Charly”, identificado como Mendoza. En sus conversaciones, discutían sobre “llevar las camionetas arriba”, refiriéndose al transporte de vehículos a Bolivia, donde luego eran casi imposibles de recuperar. Durante un allanamiento en la casa de Mendoza, la policía encontró cédulas, títulos automotor adulterados, formularios 08 en blanco y armas.
Pacheco también tenía un contacto en la policía que les proporcionaba información sobre patentes y el estado judicial de los autos a cambio de dinero. Esta conexión implicó a Pesoa, quien tenía operaciones bancarias sospechosas con Pacheco. Otro contacto era “Negrito Motos”, relacionado con Ávila, quien junto con Ledesma robaba motos para la banda. Ávila también fue imputado por robo agravado y uso de documentación falsa.
“Jorge Famaillá”, otro contacto encubierto, hablaba con Pacheco sobre la compra de vehículos con irregularidades y la venta de autos y motos “renovados” que la banda decidía desechar. La investigación sigue en curso para capturar a los prófugos y desmantelar completamente la organización, que tenía vínculos con bandas de otras provincias y del sur de Bolivia.
Fuente: La Gaceta