Se llamaba Cinthia Moreira. Tenía 22 años. Sus allegados no supieron más de ella desde el 14 de febrero. El enigma de su desaparición se develó el mediodía de este martes, cuando las pericias confirmaron que los restos restos encontrados en el fondo de una casa en Villa Alem pertenecen a la joven.
Una denuncia en la comisaría seccional Segunda fue la que llenó de preocupación a los familiares y allegados. Un reclamo silencioso que siguió ante la sospecha de que el cadáver desmembrado hallado en la vivienda podía ser el de Cinthia. El encargado de mantenimiento en la casa fue el que se dio con el macabro descubrimiento. Tan irreconocible estaba el cuerpo que los peritos que acudieron al lugar no supieron indicar si era un hombre o una mujer.
La causa fue caratulada como Homicidio pese a que se desconocía la identidad de la víctima. Todo aquello que indica que “son vitales las primeras 48 horas en la investigación de un homicidio”, debió quedar de lado en este caso. El examen de ADN realizado a partir de las muestras de familiares de la mujer trans desaparecida y el cadáver terminaría arrojando resultado positivo al cabo de 15 días. Para llegar a este resultado, sin embargo, el fiscal Arnoldo Suasnábar demoró más de lo previsto para solicitar que se realizara el análisis comparativo.
El de Cinthia es un homicidio más que enluta a la comunidad trans. El 12 de agosto de 2017, Ayelén Gómez apareció muerta en el parque 9 de julio. El 15 de enero pasada, Natasha Banegas fue herida de bala. En tanto que Lourdes Anahí Reinoso fue asesinada junto a su tía en la localidad de Río Nío. Por este hecho está acusado la pareja de la joven.