La fuga de los presos de la comisaría décima mantiene en vilo a la estructura principal de la seguridad de la provincia, mientras anuncian que continúa la búsqueda de los cuatro prófugos considerados altamente peligrosos.
Tucumán Sin Filtro pudo reconstruir la fuga de los detenidos luego de hablar una fuente directa. Todo comenzó cuando Alcides Moraleda, el cuartelero abrió la celda para permitir que Daniel Cortés, uno de los detenidos pudiera cumplir con el tratamiento de que su mujer le suministrara insulina. Esta acción, convertida casi en una rutina dentro de la dependencia, estaba autorizada específicamente por un juzgado de Instrucción, donde se tramita la causa por la que Cortés está imputado.
Cuando Moraleda condujo de regreso al preso a la celda, varios de los detenidos empujaron la celda, derribaron al cuartelero y salieron al patio interno de la dependencia. En ese momento, uno de los presos ya empuñaba un arma, lo cual fue de inmediato reparado por los policías que se formaban parte de la guardia de la comisaría a esa hora. ¿Como llegó el arma a los delincuentes? Algunos dicen que les fue introducida a la celda a través de una persona esa misma tarde. Otros, sostienen que alguien “se las alcanzó” a través de un ventiluz, desde el exterior.
Walter Juárez, uno de los presos tomó del cuello a uno de los policías en el patio interno mientras los otros procuraban salir de la dependencia. El delincuente Federico Acosta (a) “El Jetón” llevaba la pistola calibre 9 milímetros cuyo caño apuntaba hacia abajo hasta que se encontró con otros dos policías en su camino hacia la salida.
Allí, Acosta levantó el arma y realizó un disparo hacia arriba en procura de amedrentar a los uniformados. Su maniobra tuvo éxito. Nadie más movió un pelo. Nadie más se le interpuso cuando caminó por el pasillo hasta ganar la calle. Junto con él fue Juárez, su compinche más osado en la aventura a la que ya se habían lanzado.
Los otros dos malvivientes que los acompañaban no tuvieron tanta suerte al quedar relegados. Dos efectivos le salieron al paso, produciéndose un forcejeo y lucha en la cual saldrían airosos los efectivos que lograron reducirlos. Pero, como si la escena estuviera escrita por un guionista hollywoodense-y protagonizada por Clint Eastwood-otros dos aprovecharon esa circunstancia a la perfección para correr por el pasillo hacia la calle: se trata de Alejandro Monteros y Sergio Alvarez, quienes consiguieron evadirse casi sin exponer el cuero. Mientras sus compañeros calentaron la pava, Monteros y Alvarez se tomaron el mate. Y también el palo.
Desde la Secretaría de Seguridad Ciudadana, informan que los cuatros son buscados en distintos puntos de la provincia, temiendo lo peor. ¿Podrán pasar el fin de semana afuera?