La inflación en Argentina podría experimentar una desaceleración en enero, ubicándose por debajo del 20%, según datos recopilados por estudios privados. La caída del consumo de bienes y servicios ha contribuido a contener parcialmente los precios, ya que la demanda no ha respaldado los aumentos desencadenados por la devaluación de diciembre.
Con el proceso de recomposición salarial en una etapa incipiente y concentrado en gremios fuertes, la pérdida del poder adquisitivo ha llevado a los consumidores a reducir al mínimo sus acciones. Datos de la consultora Scentia muestran una caída del 20% en los niveles de ventas en supermercados durante los primeros días de enero.
Los informes indican que la inflación de enero podría situarse por debajo del 20%, ya que los precios no tienen espacio para un mayor aumento dada la disminución en la demanda. Distintas evaluaciones de consultoras señalan un aumento más moderado de los precios en alimentos en comparación con semanas anteriores.
A pesar de ciertos aumentos puntuales, algunos economistas sugieren que esta recomposición de precios relativos no debe confundirse con una aceleración del proceso inflacionario argentino. Se espera que el Gobierno, comprometido con el déficit cero, pueda implementar un programa de estabilización para reducir la inflación a largo plazo.
Este posible cierre por debajo del 20% en enero reflejaría un escenario donde la demanda contenida y la recomposición de precios relativos están influyendo en la dinámica inflacionaria del país.