El Clan Ale, la organización públicamente conocida por casos vinculados a tenencia de armas, asesinatos, trata de personas y negocios, enfrenta un nuevo fallo judicial y este lunes comenzó la última audiencia, en la que los imputados tuvieron su oportunidad para defenderse de las acusaciones ante los magistrados del Tribunal Oral Federal.
Al momento de tomar la palabra, Ángel “El Mono” Ale, aseguró que odia la droga y la prostitución y se desligó de todas las acusaciones en su contra. “Lo único que hice toda mi vida fue trabajar, nunca tomé nada que no era mío“, afirmó.
“En el 2013 me dijo el secretario del juzgado que únicamente si salía del país tenía que avisar pero sin embargo cuando iba a visitarlo a mi hijo Eduardo en una clínica presentaba un escrito diciendo que me iba. Una vez hice un tour que iba de pesca a la costa del Uruguay. No me fugué. Cuando fui a Catamarca también pedí permiso para irme por medio de un escrito”, empezó justificando.
Con un llanto que no podía contener, el acusado aseguró que “esta causa le ha hecho mucho daño a mi familia“. “Lo único que hice toda mi vida fue trabajar, nunca tomé nada que no era mío. Odio la droga, odio la prostitución. Nunca robé, nunca tuve ningún tipo de antecedentes de ese tipo. Nunca cometí esos delitos, nunca le robé a nadie, nunca estafé a nadie. Lo único que hice es trabajar y quiero volver a trabajar por tranquilidad porque es lo único que hice a lo largo de 50 años de mi vida”, señaló.
Además aseguró que “quedó demostrado que los dos testigos mintieron” y que “este honorable tribunal aceptó cada una de las pruebas mías”. “Cada una de las mentiras que presentaron han sido rebatidas con pruebas documentadas. Tengo la tranquilidad de que se ha demostrado mi inocencia”, aseveró.
“Mi familia ha sufrido mucho por esto, yo también. Les pido que hagan Justicia y le pido a Dios, porque soy creyente, les ilumine la mente y hagan Justicia“.
Por último, el acusado se refirió a otro de los detenidos. “Mi amigo, mi hermano, ‘El Monito’ está detenido acá por ir a cocinar en cada inicio de zafra y en cada fiesta o cumpleaños de mis hijos. Lo han privado de su libertad injustamente y he visto cómo han sufrido sus hijos, su esposa y él. Es con el único que me siento en deuda. A los otros no los conozco”.
Para cerrar, Ale dijo: “No soy culpable yo, no tengo culpa. Yo confío en la inteligencia de ustedes y el pido a Dios que en el momento en que dicten el fallo lo vean a Jesús y los haga hacer Justicia“.
