“Me violaban en el árbol de atrás”, dijo la menor víctima de su padre y hermanos

Publicado el: 20 agosto, 2018

El pueblo de General Taboada, en Santiago del Estero, fue noticia en estos días por un hecho escalofriante, que horrorizó a toda la provincia. Un hombre abuso de sus hijas durante años,tras quedar inválido obligó a sus hijos que continuen con su legado de ultrajarlas, y somertarlas todos los días. “Se turnan para violarme,dormía afuera de casa y me quitan la comida” dijo la menor que contó el horror que vivían.

La Fiscal puso fin a las tropelías sexuales de un padre en General Taboada, que por años violó a dos de sus hijas, obligó a sus hijos varones a hacer lo mismo, mantuvo encadenado a un árbol a un hijo con capacidades especiales y los confinó a todos al hambre y el analfabetismo.

La fiscal Cecilia Rímini no recuerda otra causa en la que las víctimas hubieran sido relegadas a tamaño sufrimiento. El horrendo hecho salió a la luz en una escuela. Una alumna de 14 años se desmayó y alertó a maestra y compañeros.

Su endeblez física era consecuencia de la mala alimentación. Allí, la adolescente finalmente pudo contar los vejámenes sexuales que sufría en su propia casa.

“Se turnan”

“Mis hermanos me llevan al fondo, al árbol, y se turnan para violarme”, reveló. Aquella confesión paralizó a la docente que de inmediato informó a la policía y Rímini tomó el control total de la odisea.

“Mi padre toda la vida violó a mi hermana que ahora tiene 20 años. Ni bien pudo, la pobre huyó a Buenos Aires. Ahora, me hacen lo mismo que a ella a mí”, acotó.

Accidente sugestivo

El hombre las violaba, hubo un tiempo que se frenó en parte porque quedó inválido. Coherente con su perversidad, la entregó a sus hijos de 22 y 17 años.

Los dos personajes habituaban sacar de la casa a la hermana y ultrajarla sexualmente bajo un árbol.

“Me pegan con rebenque; me quitan la comida; duermo afuera de la casa; y no me dejan tener amigos”, ahondó en su relato.

Alguna vez la madre amagó defender a su hija, pero esposo e hijos varones le “marcaron” la cancha.

A golpes, la mujer entendió que eran dueños y señores de imponer sus propias reglas carnales.

Unidas por el espanto

“Pobre mi mami, viven pegándola”, lamentó la jovencita, unidas por el amor y el mismo espanto.

Ni bien Rímini dimensionó las características de la causa, rescató a la menor y su futuro es un refugio para chicas golpeadas.

También, la funcionaria afectó a especialistas para investigar a fondo la “casa del terror” y que la Justicia le dé a cada uno lo que le corresponda, caiga quien caiga en el proceso.

Al parecer el principal responsable no recibiría lo que le corresponde ya que falleció el jueves pasado.

 

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