Esta vez, la historia transcurre tres años antes de la que se contó en la primera temporada. En este caso, los hermanos Borges –Mario, al que interpreta Claudio Rissi, y Diosito (Nicolás Furtado)– carecen de poder en San Onofre, la cárcel a la que recién llegan.

En este penal el que ostenta el poder es el Sapo (Roly Serrano), un personaje obeso con problemas de diabetes y una extrema crueldad para con sus enemigos.

En la guerra que se desatará entre ambos grupos por el control de la cárcel, el anestesista Patricio (Esteban Lamothe) –quien se inculpa de un asesinato para proteger a la mujer que ama, futura madre de su hijo– será la prenda de disputa entre cada uno de los bandos, ya que el Sapo querrá que lo atienda por sus problemas de salud.

Otra de las novedades en esta nueva historia es la presencia de Rodrigo Noya, quien hará el rol de uno de los fundadores de la Sub 21 o La Villa, una especie de improvisado pabellón “tumbero”.

Además, se darán a conocer más detalles de la personalidad de “Diosito”, uno de los personajes que más repercusión tuvo durante la primera parte de la saga.

Se encuentran respuestas a la red de corrupción y de poder que establecen los Borges, lo que se ve reflejado en la primera temporada, y el camino de cómo Diosito se encarna en el personaje que todos conocimos”, adelantó Pablo Cullel, el productor de la serie, cuya segunda parte constará de ocho capítulos.

En este primer capítulo queda planteada de alguna manera la división de los bandos, con la llegada de los Borges al nuevo penal y una descripción de las características del Sapo, al que un par de escenas bastan para mostrar su sadismo y violencia.

El episodio termina con un intento de violación al personaje encarnado por Lamothe, quien se salva gracias a la llegada de los guardias, y con un ataque de uno de los policías a Borges, a quien justamente Patricio (Lamothe) termina salvándole la vida gracias a técnicas de respiración boca a boca.