El lenguaje inclusivo llegó a los buzos de “egresades” de algunos colegios de Buenos Aíres y algunas provincias del interior. ¿Una moda que llegó para quedarse?
Cuando los colegios porteños estaban tomados en la vigilia de la discusión por la legalización del aborto en Diputados, Natalia Mira, vicepresidenta del centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, habló ante los medios de una manera poco escuchada en la televisión argentina. Decía “algunes”, decía “poques diputades”, también decía “indecises”, demostrando su uso del denominado “lenguaje inclusivo”.
Según Infobae, el lenguaje no binario se gestaba desde principio de año en las escuelas, entre adolescentes de Buenos Aires y de varias ciudades del interior.
En los últimos días, el género neutro, la “e” en vez de la “o”, empezó a verse en los buzos de egresados de séptimo grado y quinto año. “Egresades 2018″.
“Cuando te das cuenta de que el lenguaje que se utiliza hegemónicamente tiene el pronombre masculino, que son quienes tienen más derechos en la sociedad, te lo replanteás. El fenómeno no es algo exclusivo de Buenos Aires. Hay compañeres de las provincias que hablan naturalmente con la ‘e’. Es algo que vino para quedarse. Cuando las discusiones se instalan ya es muy difícil volver atrás”, había dicho en su momento Mira.
Ante las consultas, la Real Academia Española (RAE) se expidió a través de las redes sociales. “El uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género es ajeno al sistema morfológico del español, además de ser innecesario, pues el masculino gramatical funciona como término inclusivo en referencia a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos”, sostiene la institución.
Desde hace algunos años, surgió el “@” para romper con la distinción genérica. Se escribió “alumn@s”, “chic@s” o “maestr@s”. Luego, más cerca en el tiempo, se dio paso a la “x”. Entonces se vieron palabras escritas como “todxs”, “compañerxs” y “afiliadxs”. Sin embargo, las dos formas -que aún se observan- chocan contra la barrera de la verbalización. La ventaja que ofrece la “e”, resaltan, es que se puede poner en práctica en el lenguaje oral.
El fenómeno no es exclusivo de Argentina. En otros países también hacen esfuerzos por construir un género no binario. En Suecia, por ejemplo, en los preescolares, los maestros no se refieren a los niños por sus géneros e incluso, desde 2012, buscan introducir el pronombre neutral “hen”. En Francia también hay una corriente que, en su traducción, equivaldría a “queridoaes” o “estimadoaes”.
“Es imposible saber si llegó para quedarse. Lo que sí se puede predecir es que habrá un periodo en que las dos formas convivan, de varias décadas”, sostuvo la lingüista Silvia Ramírez Gelbes, que remarcó: “Los puristas del lenguaje, aquellos que se indignan ante los cambios, desconocen el funcionamiento de la lengua”.