La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó un pedido de apelación de Argentina en el caso de un grupo de fondos buitre que tenían bonos en default desde 2001, lo que resultó en el embargo de 310 millones de dólares depositados en cuentas del Banco Central en la Reserva Federal de Nueva York, Alemania y Suiza. Esta decisión fue tomada tras varias instancias judiciales que favorecieron a los acreedores y representa la segunda derrota judicial de Argentina en tres meses.
Los fondos buitre involucrados, entre ellos Attestor Master Value, Trinity Investments, White Hawthorne, Bison Bee LLC y Bybrook Capital Master, compraron bonos que no ingresaron a los canjes de deuda de 2005, 2010 y 2016. Estos bonos estaban garantizados por Bonos Brady de la década del 90, cuya garantía quedó liberada tras su cancelación.
La jueza Loretta Preska, de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, había fallado a favor del embargo en agosto de 2022, y su decisión fue ratificada posteriormente por la jueza Debra Ann Livingston, de la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito. Finalmente, la Corte Suprema estadounidense rechazó el pedido de apelación del gobierno argentino, permitiendo que los acreedores tomen posesión de los fondos embargados.
Sebastián Maril, analista de Latam Advisors, destacó que este fallo marca la segunda derrota de Argentina en un caso judicial internacional reciente, recordando que en octubre la Corte Suprema del Reino Unido también falló en contra del país en el caso del Cupón PBI.
Este nuevo revés judicial pone en evidencia la compleja situación de la deuda argentina, ya que los fondos embargados representan un 3% del total de la deuda del país, y deja a los acreedores con la posibilidad de cobrar montos significativos tras años de litigios.