En la Argentina, funcionarios de las 24 jurisdicciones y especialistas en educación comienzan a trabajar en protocolos para que en gran parte del país, pueda retornar a la escuela tras el receso invernal y la exposición al nuevo coronavirus sea la menor posible.
En este sentido, 12 millones de niños, niñas y adolescentes, cursan la escuela primaria y secundaria, a los que hay que sumarle sus familias. Algunos docentes y padres se muestran preocupados en este regreso dado que mencionaron la falta histórica de elementos de limpieza en las escuelas y hasta infraestructura deficiente, como baños en mal estado.
Bajo este panorama, el ministro Nicolás Trotta reconoció esas necesidades y sostuvo que están “planificando la entrega desde el Estado nacional de ayuda para la adquisición inicial de material de limpieza a alrededor del 20 % de las escuelas del país, que son las que están en situación de mayor vulnerabilidad”. También, repitió que “cada jurisdicción es responsable de garantizar la limpieza de sus establecimientos educativos”.
Gabriela Azar es directora de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA) y autora del informe “¿Cómo será la vuelta a clases?”, que publicó la asociación Argentinos por la Educación. “Los estados tendrán que garantizar condiciones sanitarias mínimas en cada institución y eso requiere de financiación. No pueden hacerlo solas, ni las escuelas ni las familias”, alerta Gabriela.
La responsabilidad de las familias
Gabriela Azar también subraya un tema que muchos docentes y familias mencionaron: los estudiantes que van enfermos a la escuela. Y esto con un virus tan contagioso como el COVID-19 puede ser desastroso. “No es extraordinario que los estudiantes concurran a la escuela con fiebre o conjuntivitis”, dice la directora de Educación de la UCA.
En ese sentido, Gabriela Azar considera que “hay que dar herramientas claras a los directivos para que sepan los márgenes con los que pueden moverse. Y a las familias también dar mensajes claros porque si no empiezan a pedir a la escuela definiciones que la escuela no tiene”.
Al respecto, Trotta, reveló: “estamos incluyendo en nuestros protocolos capacitaciones a docentes y no docentes, en las medidas de seguridad que se deben aplicar, días previos al regreso a la escuela. También estamos proyectando una campaña nacional para preparar a las familias y a los estudiantes al momento de regresar a las aulas. Todos tienen que transitar un proceso de cambio de conductas”.
Especialistas y docentes coinciden en que uno puede mirar los protocolos para retornar a las aulas que tienen en las escuelas de Shanghai o de algún país de Europa. Y ver a los niños en sus pupitres separados por mamparas, pasando por varios puntos de sanitización antes de ingresar, etc. Pero, hay que pensar que la Argentina, a diferencia de esos lugares, es muy desigual. “Incluso Uruguay no tiene la heterogeneidad ni la desigualdad que tenemos en nuestro país. Y la vuelta a clases se va a dar en esa desigualdad”, concluye Gabriela.
Por eso, propone la directora de Educación de la UCA, que “cada jurisdicción haga un protocolo claro para las instituciones educativas y para las familias”. Y acota: “Es muy importante que todos sepan que van a darse contagios y que los protocolos deberán contemplarlo”.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron una guía para proteger a niños y niñas y promover la seguridad en las escuelas con motivo del COVID-19.
Entre las principales recomendaciones está: vigilar la salud de los niños y evitar que vayan a la escuela si están enfermos; alentar a los niños a hacer preguntas y expresar sus preocupaciones; y toser o estornudar sobre un pañuelo de papel o en el codo, evitar tocarse la cara, los ojos, la boca y la nariz.
Si bien allí no menciona el distanciamiento social, todos los funcionarios y especialistas consultados hasta ahora han mencionado la necesidad de garantizarlo. En su mayoría proponen dividir los grados o años en pequeños grupos que asistan pocas horas y solo algunos días a la semana.
¿Pueden los protocolos traumar a los niños y niñas?
Monica Colman, una docente Buenos Aires, propone para los más pequeños esperarlos con un lector de temperatura a distancia como un juego y usar barbijo con una parte transparente. “Es esencial ver la sonrisa mutua. Hay muchos recursos para implementar. Vayamos viendo cómo trabajan los que ya están retomando las clases. Observemos sus errores y aciertos”, invita Mónica.
Atenta a las habilidades que deberán desarrollar docentes y directivos, Gabriela Azar cuenta que en la UCA forman a maestros desde el Modelo Pedagógico de Aprendizaje Inclusivo y Efectivo (AIE). “El modelo tiene que ver con la resiliencia, con la interacción inclusiva y con cómo ante una situación extraordinaria como puede ser el volver a clases bajo protocolos sanitarios y de distanciamiento social, ayudamos a los alumnos a que no se paralicen por el miedo”, detalla Gabriela.
Para ella “hay que buscar un punto intermedio entre no salir por miedo a contagiarse y salir sin cuidarse ni cuidando a los demás. Por supuesto, que es responsabilidad del estado generar las condiciones para que se pueda tomar la temperatura, haya barbijos, y se puedan higienizar las instituciones educativas. Pero también el sector privado tiene que poner los suyo, tiene que invertir en medidas sanitarias. Es decir, el Estado, los particulares y las instituciones deben trabajar en el mismo sentido, cada uno desde sus responsabilidades y posibilidades”.