Las escuchas telefónicas utilizadas por los investigadores pueden llegar a ser clave para desentrañar definitivamente la dinámica de algo elemental: quien daba las órdenes y quien las acataba. Quienes eran los cómplices y quienes los compradores. Quince nuevos procedimientos se realizaron en las últimas horas en el marco de la investigación de la banda “narco” que importaba cocaína y marihuana desde Paraguay y Bolivia para su acopio y procesamiento de las sustancias en Tucumán para luego ser traficadas a otras provincias como Santiago del Estero, Córdoba, Rosario, Buenos Aires, Chubut, Catamarca y a Mendoza.
Julio César Trayán y Daniel García, los dos detenidos hace una semana en los diferentes allanamientos realizados serían apenas parte de una estructura mucho mayor, de acuerdo a lo que sospechan los investigadores, al considerar el volumen que presuntamente “movían”. Un centro de lubricantes donde la banda acopiaba la sustancia en tachos de aceite, simulados en el local; un comercio de ventas de productos químicos donde se habría utilizado los precursores químicos para poder estirar la sustancia en grandes volúmenes (se habla de casi 4.000 kilos de cocaína) a fin de responder a la demanda que el grupo tenía la banda.
Para ello existían necesarias complicidades que hacían posible el traslado de la sustancia por vía terrestre desde Bolivia y Paraguay hasta Tucumán y desde aquí hasta las provincias mencionadas. Un entramado que incluía prestanombres en la compra de vehículos usados para tal fin (el del transporte de la sustancia) y otros eventuales “colaboradores”
El valor de la sustancia que oscilaban y ascendían notoriamente conforme iba desde el norte hacia el sur es otro de los puntos fundamentales para entender la dinámica que tenía el grupo delictivo.