Dongying Li, es una becaria de la Universidad de Illions que se encuentra realizando su doctorado en temas relacionados a la arquitectura del paisaje. Junto al prestigioso investigador William Sullivan llevaron adelante una investigación en la que demostraron que si las aulas tenían vista a espacios verdes el rendimiento escolar de los estudiantes secundarios mejoraba notablemente. El trabajo saldrá publicado en el mes de abril en la revistaLandscape and Urban Planning pero dada su importancia hubo un comunicado previo de la Universidad de Illions con los principales resultados y sus posibles alcances.
El trabajo titulado originalmente “Impact of views to school landscapes on recovery from stress and mental fatigue” es sumamente relevante ya que es el primero que establece una relación causal entre la exposición a un espacio verde desde el aula, el rendimiento de un grupo de estudiantes y su recuperación del estrés y la fatiga mental.
¿Cómo fue el diseño del experimento? Se contó con 94 estudiantes provenientes de escuelas secundarias de Illions que fueron asignados al azar a tres tipos de aulas: (1) aulas sin ventanas, (2) aulas con ventanas que miraban hacia algún tipo de construcción (otro edificio o un estacionamientos de autos) y (3) aulas que miraban hacia algún espacio verde. Se controló especialmente que todas las aulas tuviesen el mismo tamaño, el mismo tipo de muebles y el mismo diseño general. Se les tomaron diferentes pruebas a los estudiantes que duraban 30 minutos y consistían en corrección de textos y ejercicios de lengua y matemática. Luego se les realizaba un test de atención que consistía en repetir una serie de números -que escuchaban previamente- de adelante para atrás y de atrás para adelante. Se los dejaba descansar 10 minutos –siempre dentro de alguno de los tres tipos de aula- y se les realizaba luego otro test de atención similar. A lo largo del experimento se les midieron también variables fisiológicas que indican niveles de estrés con sensores no invasivos. Estas variables fueron: frecuencia cardíaca, temperatura y humedad de la piel. Además se les pedía a los estudiantes que completaran un cuestionario que permitía cuantificar, en base a las respuestas, su nivel de estrés y de cansancio mental. Es importante aclarar en este punto que este tipo de estudios en seres humanos son aprobados previamente por comités sumamente rigurosos para los que hay una reglamentación sumamente estricta y protocolos estandarizados.
OBSERVAR LA NATURALEZA RESTAURA NUESTRA ENERGÍA MENTAL Y NOS RECUPERA DEL ESTRÉS.
¿Cuáles fueron los resultados obtenidos? Se observaron mejoras de un 13% en los tests de atención que se realizaban luego del recreo en aquellos estudiantes que se encontraban en aulas con vista a espacios verdes. No había diferencias entre los estudiantes en aulas con vista a cemento o en aulas sin ventana. También se comprobó que la recuperación del estrés luego del recreo era mucho mayor en el grupo que tenía aulas con vista a espacios verdes. Ninguno de los tres grupos mostró diferencias en las pruebas realizadas antes del recreo.
Estos resultados son explicados por los investigadores en el marco de la Teoría de la Restauración de la Atención. Cuando nos concentramos en una tarea tenemos que evitar dos tipos de distracciones: las provenientes del medio exterior y los propios pensamientos. Ese conflicto nos lleva en el corto plazo a la fatiga mental ya que ambas cosas compiten por el foco de atención con la tarea que se está tratando de llevar adelante. Cuando una persona puede tomarse un breve recreo y focalizarse en elementos naturales (un paisaje, un árbol, una animal, un niño) esa tarea no requiere ningún tipo de esfuerzo. Lo que indica esta teoría es que esto le permite al cerebro descansar y volver a juntar fuerzas para focalizar nuevamente la atención en la tarea en cuestión.
Se puede afirmar entonces que observar la naturaleza restaura nuestra energía mental y nos recupera del estrés. En el trabajo esto se ve claramente en los cambios de frecuencia cardíaca, temperatura y humedad corporal de los estudiantes con acceso visual a paisajes naturales. Esto permitirá pensar nuevas estrategias a la hora de enseñar, a la hora de construir escuelas, diseñar patios de recreo y bares escolares con árboles y vegetación asociados y pensar bien cómo y dónde deberían realizarse los recreos.
Por: Matías Pandolfi, para Infobae