En estos días, Giovanni Basttista Re, el enviado del Papa, estuvo de visita en Tucumán con motivo del XI Congreso Eucarístico. Y pese a la ilustre visita, aunque se piense que geográficamente el Vaticano sigue siendo un lugar muy lejano de Tucumán…parece que no lo es tanto.
Para comprobarlo sólo hay que viajar 35 km desde la capital tucumana hacia el sur. Dos altos soldados de “la Guardia Suiza” custodian la entrada a su interior y no se inmutan, ni siquiera, por el aroma a empanada en horno de barro que flota en el aire. El sello oficial, la arquitectura, la cúpula, las arañas en los techos, los olivos, es parte del espejismo que haría dudar al mismísimo Francisco.
Cuentan que un médico que pasaba por allí, quedó tan sorprendido con lo que estaba viendo que se tomó una “selfie” con el fondo de la fachada y se la envió a sus amigos solo “para que lo envidiaran contándoles que estaba en Roma”.
Se trata de la réplica del Vaticano y la Plaza de San Pedro que la Municipalidad de Famaillá construyó para servir de fachada a cuatro salas velatorias ubicadas sobre el terreno donde anteriormente se encontraba la plazoleta de los inmigrantes en el acceso oeste del cementerio local.
¿Le contará el Cardenal a su Santidad que en la “Capital de la Empanada” pusieron la primera sucursal de la Santa Sede fuera de Italia?
