La noticia velada: “Belén”, una salida caótica hacia la libertad

Publicado el: 19 agosto, 2016

Escribe Sergio Silva Velázquez

Violenta y avasallante. Abriéndose paso entre empujones y manotazo limpio para introducirla en un auto, como si fuera una delincuente. Así fue la salida de “Belén” de la cárcel de mujeres anoche. A puro grito desafiante. Como eligieron los allegados y “seguidores” que la acompañaron en su tránsito hacia la libertad. Haciendo uso de una agresión sin razón y proliferada como un  orgullo en falso. Pequeñito. Como una rabieta adolescente, al fin y al cabo. A los tumbos. Como se manejaron quienes vienen asesorando a la joven desde hace un tiempo.

Habíamos ido a la cárcel de mujeres con la idea de cubrir una noticia cuya importancia radicaba en un hecho periodístico por sí solo: por un fallo de la Corte, una mujer condenada a 8 años por homicidio agravado por la muerte de su bebé, recuperaba su libertad después de pasar dos años presa. Ante la demoledora certeza de un hecho así, solo alguien temerario puede llegar arrogar a un periodista el poder de manipularlo a su antojo. De deformarlo como plastilina para “bien o mal de los interesados”. Repasemos. Una sala con sus vocales la había condenado con nombre y apellido que nosotros, los periodistas, gentilmente, omitimos aunque no tuviéramos obligación de hacerlo. El saberlo es, en realidad, obligación de su abogada, a quien le perdonamos su falta de tacto en el manejo mediático que hizo de una causa que ya estaba mediatizada por decisión de sus “seguidores” (ellos otra vez) en las sucesivas marchas difundidas por los medios de comunicación.

Lo que no podemos perdonarle es el desconocimiento de una regla casi elemental: no viola ninguna norma quien informa sobre el proceso de una persona condenada en un juicio oral y público. No si el condenado no es menor de edad. No está obligado siquiera a llamar “Belén” (nombre elegido en alusión a la Convención “Belém do Pará” en la que a través de la CIM -Comisión Interamericana de Mujeres- se establecieron principios básicos de la lucha contra la violencia de género) a quien así no se llama. Tampoco podemos perdonar a los “seguidores” de “Belén” que, en su afán de proteger sus derechos, menoscaben y avasallen los de otros, los nuestros como periodistas, puntualmente. El derecho a la información capitalizado en una arenga a los cuatro vientos durante “su proceso de lucha” quedó cercenado de cuajo por el desborde irracional de dos “miembros” del “movimiento” que acompaña a la joven. No puede llamarse de otra forma al acto violento de manotear la cámara de un trabajador de prensa. ¿O hay alguna otra manera de llamarlo?

En resumen: la noticia que fuimos a buscar para contársela a ustedes, los lectores, hoy quedó perdida detrás de cuatro manos que la hicieron a un lado, en un arrebato. En el instante en que taparon la lente de una cámara, nuestra crónica de la salida de “Belén” de la cárcel,  que era, a la postre, lo más importante, quedó velada como una película que no estaba destinada a nacer. Quienes pusieron en negro la noticia que ustedes debían leer y ver estaban allí, “acompañando” a “Belén”. Con gritos fuera de sí, al unísono de un festejo bravucón, del que sólo los chicos pueden llegar a jactarse.

 

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