Por Sergio Silva Velázquez- “A vos te digo que tenés que decirme donde está mi hija. Que fue lo que le hiciste. Nosotros somos cristianos y tratamos de estar en paz. Pero a mi chiquita me la tenés que devolver”. Palabras de madre. Una mujer que arrastra su angustia desde la tarde del sábado, exactamente a las 17, cuando su hija Daiana Garnica le dijo “Me voy a hacer compras con Darío que tiene que regalarle algo a su madre”. Palabras que tienen un destinatario. Darío Suárez, de 40 años, posiblemente, la última persona que vio a la adolescente de 17 años. Daiana le avisó a su madre con quien se iba a encontrar pese a la específica advertencia que él le había hecho: “no le digas nada a tus padres…borrá los mensajes…nos encontramos allá porque no quiero que te vean conmigo”
Daiana no borró los mensajes del celular que dejó en su casa para que se cargara la batería mientras se iba de su casa por última vez: ese fue el detalle que sirvió a la policía y la Justicia para aprehender al sospechoso del caso. Cuando las horas pasaban sin que la adolescente apareciera, los hermanos de la chica fueron a buscar a Suárez que “se sorprendió de que le mostraran aquellos mensajes”
Para la familia de Daiana, Suárez no quería que lo viera su esposa aunque ninguno de ellos afirma que ella tenía una relación con el hombre. “El preparó el terreno para hacer algo pero nunca sospechó que mi hija nos diría con quien se iba. Ella es una chica que nos comunica todo siempre, nunca se ausentó de casa…no conoce ni un boliche”, dice Ramón, el padre de Daiana. Los mensajes terminarían poniendo la lupa no sólo sobre Suárez sino también sobre su entorno familiar. Además de él, el fiscal solicitó la aprehensión de su esposa, su hija y una hermana del sospechoso cuyas vinculaciones y antecedentes son materia de investigación.
La familia de la adolescente también sospecha que la joven pudiera haber sido entregada. “La hermana vino de Buenos Aires y está vinculada con el mundo de la prostitución…lo otro que pienso es que pudieran haber entregado a mi hija“, afirma Susana.
Mientras se tejen todo tipo de hipótesis, un equipo especial de peritos de la Policía Criminalística participa de la inspección de un predio donde funciona una cortada de ladrillos: el lugar donde Suárez trabajaba. Los pesquisas realizaron rastrillajes por toda la zona y cuando no quedó nada más por ver empezaron a inspeccionar el horno donde se queman ladrillos y que estuvo en funcionamiento desde el sábado. Durante gran parte de esta jornada, los peritos analizaban el material de cenizas que fue encontrado en el horno. “Es horrible…uno mantiene una esperanza de encontrarla con vida pero como no encontraron nada todavía ahora hay que revisar eso”, reconocieron Susana y Ramón.
Favio, otro de los hermanos de Daiana, también se aferraba a la esperanza. “Yo quisiera estar seguro de que no le hicieron nada. Es verdad que este tipo tiene antecedentes por violencia de género y los mensajes en el celular son sospechosos…pero yo estoy tranquilo y me refugio en lo que Dios puede depararle a una persona como mi hermana que es una bellísima persona…usted la debiera conocer”, dice con una media sonrisa.
Los peritos no dejan de hacer su trabajo. Remueven la zona y hasta veo un policía que con una pala empieza a excavar mientras todos permanecen en un perímetro expectantes casi conteniendo la respiración. Nadie quiere encontrar una evidencia que confirme la peor de las noticias.