A pesar de que la inflación de enero continúa en los dos dígitos, con un 20,6%, hay indicios que podrían sugerir una disminución más rápida de lo esperado, incluso después de haber estado cerca de la hiperinflación.
Para abordar este tema, la prensa se ha puesto en contacto con el economista Lucio Garay, quien señaló que aún se están sintiendo los efectos de la devaluación del tipo de cambio oficial que se traslada a los precios.
Garay explicó que, para febrero, “la demanda está poniendo un techo a la inflación”, aunque “todavía queda gran parte de los precios regulados por corregir”. En este sentido, mencionó que el Gobierno ha optado por posponer los aumentos en servicios como el gas, mientras que la electricidad se ajustará por sectores.
El economista sostuvo que el Gobierno enfrenta ciertas trabas y limitaciones para llevar a cabo la corrección de los precios, lo que podría traducirse en una inflación menor para el primer trimestre, pero más prolongada en el tiempo.
En cuanto a la hiperinflación, Garay señaló que parte de lo que la contuvo fue el cepo cambiario, que limitaba el acceso al tipo de cambio y evitaba que la demanda de pesos se desplomara, manteniendo así los precios relativamente estables. Aunque la gestión actual criticó el cepo durante la campaña, ahora ha comprendido su necesidad para gobernar y ha optado por mantenerlo.
Garay concluyó que, aunque se están aplicando medidas como mantener una tasa de interés baja y reducir la emisión monetaria, todavía existen instrumentos que inyectan pesos en la economía, lo que contribuye a la estabilidad de los precios en el corto plazo.
Fuente: Perfil
