Eva Analía de Jesús, Higui, salía de la casa de unos amigos cuando en el pasillo común del edificio la atacaron tres hombres. “Te voy a hacer sentir mujer, forra (estúpida), lesbiana”, le dijo uno de ellos la noche del 16 de octubre de 2016 en la localidad bonaerense de San Miguel, según su declaración ante el juez. Higui asegura que la empezaron a golpear, de un puñetazo la tiraron al suelo y le rompieron el pantalón. Según su versión, cuando uno de los agresores se tumbó sobre ella para penetrarla, Higui sacó un cuchillo que tenía escondido en el sostén y se lo clavó en el pecho. Fue una puñalada letal. Cristian Rubén Espósito no pasó de esa noche. Higui, de 43 años, se encuentra en prisión preventiva desde entonces, acusada de homicidio por la Fiscalía. Sus abogadas alegan que es una víctima de violencia de género que actuó en legítima defensa frente a una violación correctiva.
Este jueves se celebró una nueva audiencia para pedir su excarcelación en los tribunales de San Martín. Los jueces tienen cinco días hábiles para responder a la petición. Mientras la abogada defensora hablaba, decenas de personas se concentraron en las puertas del edificio para reclamar que la acusada quede libre hasta la celebración del juicio. Cinco días atrás, el apoyo popular a la acusada fue multitudinario. “Libertad para Higui. Atacada por lesbiana, presa por defenderse”, podía leerse en numerosas pancartas de la última movilización argentina contra los femicidios bajo el lema Ni Una Menos, que recorrió las calles de Buenos Aires el pasado sábado. Su liberación fue también una de las exigencias consensuadas entre las organizaciones convocantes e incluida en el documento final que se leyó en Plaza de Mayo. Incluso el ex arquero colombiano René Higuita, a quien Higui debe su apodo, salió en su defensa en las redes sociales.
La Fiscalía no descarta que De Jesús actuase en legítima defensa, pero por ahora “no tiene pruebas” que lo sustenten y por eso mantiene el pedido para que siga en prisión preventiva, detalla el secretario general de la Fiscalía de San Martín, Ignacio Correa, en diálogo con EL PAÍS. De acuerdo a la declaración de dos testigos, Espósito e Higui “tuvieron una discusión y ella le clavó una puntada en el pecho”. Correa niega que exista alguna irregularidad en la causa.
Para la abogada defensora, Raquel Hermida, la lista de irregularidades es muy larga. Los dos testigos contra Higui eran los amigos de Espósito que quisieron violarla en grupo. Cuando la policía la detuvo puso en duda su versión. “Qué te van a violar si sos tan fea”, le dijo uno de los agentes. Su familia no pudo verla hasta tres días después. Las fotos que le realizaron en su primer día, en las que se veían los golpes, no figuran en la causa. Una médica certificó la paliza pero no ordenó más estudios. La pericia psicológica, que concluye que Higui no miente, tardó cinco meses. Hermida opina que la discriminación a las mujeres es habitual en las instituciones argentinas y se multiplica en el caso de lesbianas y travestis.
La posibilidad de alegar legítima defensa por un asesinato ha abierto numerosos debates en Argentina y la polémica se reabrió el año pasado con un par de casos: un cirujano mató a tiros a un ladrón y un carnicero persiguió con su auto y atropelló a un delincuente que había intentado robarle. En ambos casos, la Justicia les concedió el beneficio de esperar el juicio en libertad.
Higui, de 43 años, tiene seis hermanas y un hermano. Vive de limpiar y arreglar jardines y en su tiempo libre juega al fútbol. Según Azucena, una de sus hermanas, fue blanco de ataques desde adolescente por su orientación sexual. Un día la apedrearon, otro le robaron la bicicleta y los insultos fueron moneda corriente en el barrio familiar, en la localidad bonaerense de San Miguel. Llevaba un cuchillo para defenderse. La abogada defensora consiguió sentar precedente con la causa de Beatriz López, absuelta del asesinato de su marido por la violencia de género que había padecido durante años. Junto a la familia, ahora pelea por sacar de la cárcel a Higui.
Fuente: El País.