La hija de Laura Gabriela Picciuto, la mujer que apareció muerta en una cisterna de su propia casa en calle Chacabuco 59, rompió el silencio con una revelación que compromete seriamente a su propio padre, Luis Fumero.
“Ella siempre me dijo que de esa casa saldría muerta porque era para mí. Es imposible que haya autorizado cualquier tipo de venta”, aseguró F., la hija de Gaby, en una entrevista con un medio local.
“Quiero que se haga Justicia por ella y que todos los involucrados respondan por lo que hicieron”, afirmó para explicar su decisión de contar lo que sabe acerca de las discusiones que precedieron al trágico final.
El domingo, mientras toda la provincia estaba atenta a lo que pasaba en las urnas, Flor, cuyo nombre completo se mantiene en reserva, preparaba una imagen con el rostro de su mamá y una frase: “Ni una menos. Ayúdame a difundir para que pronto todos paguen el daño que le hicieron a mi madre”.
“Quiero limpiar el nombre de mamá. Se dijeron muchas cosas en estos últimos tiempos. Me hicieron mucho daño porque fueron cosas que nada que ver. Estaba a punto de cumplir 50 años. Tenía 49, no 48 como dice todo el mundo. Quiero que la gente la recuerde por lo buena que era. Sus restos ya fueron sepultados en el Cementerio del Oeste. Lo digo para que todas las personas que la conocen puedan ir a despedirse de ella”, afirmó la joven.
Tras lamentar que Gaby quedó en boca de todo el mundo, Flor la recordó como “una persona normal, que no se metía con nadie. Todos los problemas que tenía era por su enfermedad de salud mental que no quería tratarse. Pero más allá de eso, era una gran mujer. Me duelen en el alma todas esas cosas. Trato de no leer nada, pero los vecinos vienen y me dicen lo que se da a conocer sobre el caso”.
Consultada acerca del avance de la investigación, se mostró conforme pero reclamó “que caigan todos los que tengan que caer. No quiero que pase lo que sucede muchas veces. No quiero que los encierren y a los tres meses los liberen. Quiero que haya una condena ejemplar, que los jueces no tengan piedad”.
“A mi mamá la mataron a palazos en la cabeza sin ningún tipo de piedad. La arrojaron en ese lugar para tapar lo que hicieron. En definitiva, ellos no tuvieron ningún tipo de contemplaciones. No tienen idea del daño que hicieron”, disparó la joven.
Cuando se le preguntó si su madre quería vender la casa donde la mataron, la hija de Picciuto fue contundente: “No, para nada. Ella amaba su casa. Todo el dinero que tenía lo destinaba para hacerle algunas refacciones o mantenerla en perfecto estado. Ella amaba esa casa y siempre me decía que la cuidaba porque eso sería para mí. Todo el mundo sabía cuáles eran sus sentimientos sobre la propiedad”.
“Mi mamá siempre decía que la sacarían muerta de esa casa. Ella quería que quedara para mí. Por esa misma razón es imposible que haya aceptado vender aunque sea una parte”, enfatizó.
“Mi papá la presionaba para que vendiera la casa de Chacabuco 59. Ella no lo aceptaba porque sabía que eso recibiría yo”, fue la frase de Flor que seguramente va a resonar con más fuerza en los oídos de los investigadores.
Y por si hiciera falta, cerró con una dura revelación: “Me gustaría aclarar un par de cosas. Mi papá ahora se hace el buenito con un montón de cosas. Lo escuché en la audiencia y no es verdad lo que dijo. Hace cinco años que no tengo ningún contacto con él. Tampoco se preocupó por si comía o si estaba bien o si me hacía falta algo. Ahora viene a decir que eso era para mí. ¿Por qué decidió venderla sin que lo supiera? Es todo muy extraño”.