La Confederación General del Trabajo (CGT) está evaluando convocar a un nuevo paro general en respuesta al avance de la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei. La decisión se tomó tras el creciente descontento de las bases sindicales y la presión del ala dura de la central obrera, liderada por Pablo Moyano, del gremio de camioneros. A pesar de los intentos del oficialismo por mantener el diálogo, la mesa tripartita pierde fuerza.
La CGT está organizando una reunión de su mesa chica y un plenario federal de secretarios generales para redefinir su estrategia. Los movimientos internos apuntan a convocar a lo que sería el tercer paro general durante la presidencia de Milei.
El descontento dentro de la CGT se intensificó el 7 de agosto pasado, cuando la central obrera participó en la peregrinación a San Cayetano junto a las dos CTA. En esa ocasión, denunciaron que la reforma laboral propuesta perjudica a los trabajadores y amenaza con eliminar derechos adquiridos.
A pesar de los esfuerzos del sector dialoguista de la CGT, que intentó mediar con el Gobierno, el diálogo con el oficialismo se ha roto. Este grupo, que se había reunido con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, solicitó que el piso para el cobro del Impuesto a las Ganancias sea elevado, considerando la inflación del primer semestre. Sin embargo, el pedido fue ignorado, y el presidente Milei firmó la reglamentación del impuesto sin cambios, lo que llevó a varios gremios a presentar amparos ante la Justicia y a solicitar a la Corte Suprema que declare la inconstitucionalidad del tributo sobre los salarios.
Ante esta situación, la CGT se endurece y considera que un nuevo paro general es una medida necesaria para frenar la reforma laboral y defender los derechos de los trabajadores.