Jorge Adolfo Ríos es jubilado, tiene 71 años y es paciente de riesgo ante un posible contagio de coronavirus. Sufre de EPOC, tuvieron que sacarle un riñón, quedó con taquicardia de base luego de sufrir un infarto, camina con bastón y padece discapacidad visual debido a que toda su vida trabajó como soldador.
“No lee, usa anteojos con mucho aumento y no maneja porque se desorienta. Sin embargo, el fiscal dice que le apuntó al ladrón y le disparó con precisión milimétrica”, aseveró el abogado defensor Marino Cid.
Ríos permanece acusado de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. La víctima fue Franco Martín Moreyra (26), uno de tres ladrones que le entraron a robar.
Ese día, el hombre fue sorprendido mientras dormía por tres delincuentes que ingresaron a su vivienda, lo golpearon salvajemente para que confesara dónde tenía dinero. En esa circunstancias, extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros de su propiedad y les efectuó al menos seis disparos.
Dos de ellos lograron escapar pero Moreyra, que resultó herido, murió tendido en la calle.
El fiscal Ariel Rivas, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del Departamento Judicial de Quilmes, entiende que “el ladrón fue baleado en un estado de total indefensión, cuando ya no representaba ningún peligro”, según precisó Télam. Al ser indagado, Ríos se negó a declarar.
“Mi cliente se negó a declarar por el estado emocional en el que estaba y porque el fiscal le cambió la calificación tres veces esa mañana. Pasó de legítima defensa a abuso en legítima defensa y luego a homicidio agravado. Fue sorpresivo y tenía mucha incertidumbre. A las 10:30 de la mañana del sábado nos dijeron que no iba a quedar detenido y se hablaba de una morigeración y a las 12:30 nos encontramos con que quedaba detenido”, precisó el doctor Cid, quien ya pidió la excarcelación extraordinaria por su historial de salud.
La detención del jubilado provocó no solo la indignación de los vecinos, sino también en las redes sociales. Por parte de los primeros, no sólo denuncian un aumento en los casos de inseguridad, sino que no pueden entender cómo la Justicia transforma a una víctima en victimario.
De acuerdo a lo que pudieron reconstruir los investigadores, a partir del análisis de las imágenes de dos cámaras de seguridad, del robo participaron no tres, sino cinco delincuentes. Tres ingresaron en la vivienda ubicada en la calle Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste, luego de trepar la medianera de un vecino y arribar al fondo de la propiedad. Y los otros dos se quedaron afuera a bordo de un auto haciendo de campana.
Cuando Ríos se defendió a los tiros, Moreyra escapó rengueando tras recibir un tiro en una de sus piernas y luego de doblar en la esquina, ya a unos 60 metros de la vivienda del jubilado, se sentó en la vereda. Según lo que pudieron observar los pesquisas, en ese momento entró Ríos en escena portando un arma de fuego, quien forcejeó con el asaltante.
Luego de observar detenidamente las imágenes, el doctor Cid hizo su propio análisis de la situación: “En el video se ve un Fiat blanco de capot negro que lo cruza Jorge cuando estaba con el ladrón en el piso. Cuando vuelven para rescatar al ladrón y matarlo a Jorge, justo pasa otro auto que se les interpone y evita sus planes. Llega la policía y se dan a la fuga. No lo mataron a Ríos de casualidad, ni adentro ni en la calle”. Y se preguntó: “¿En qué estado de indefensión estaba el ladrón si contaba con el apoyo de la banda completa?”.
Ahora, el fiscal aguarda el peritaje de las tres vainas servidas de calibre 9 milímetros que fueron levantadas de la escena del crimen para cotejarlas con la pistola secuestrada al imputado y avanzar con la investigación.
“Le pegaron una paliza fenomenal y lo querían torturar con un destornillador. Mi cliente actuó en su legítima defensa. El arma estaba registrada y tenía permiso para portarla”, aseguró Cid, quien además se quejó del trato que recibió el jubilado en la comisaría cuando sufrió una descompensación por el estado de shock que estaba atravesando.
“Fue trasladado de urgencia a un hospital en Solano y los médicos le hicieron un certificado diciendo que su vida corre peligro si sigue detenido porque su salud necesita asistencia. Sin embargo, volvieron a llevarlo a la comisaría. Si no lo mataron los ladrones, lo va a matar la Justicia”, se indignó el abogado al recordar que los policías lo trasladaron esposado. “¿Tenían miedo de que un adulto mayor que camina con bastón se les escapara?”, cuestionó.
En la revisación médica se constató que Ríos tenía heridas sangrantes en su cabeza y lesiones visibles en un antebrazo y el rostro. Los investigadores están convencidos de que Ríos actuó en su legítima defensa dentro de su caso, pero ahora están tratando de reconstruir qué fue lo que pasó en la calle que terminó con la muerte del ladrón.
“Piolo” Moreyra vivía a unas 15 cuadras del lugar del hecho, había trabajado en empresas de construcción y solía mostrarse en fotos con la hinchada de Quilmes.
Ríos vivió casi toda su vida en ese barrio. Es viudo, tiene tres hijos, dos mujeres y un varón, y 5 nietos. Vive solo pero está en permanente contacto con su hijo, que trabaja de tornero en un taller que queda al lado de su casa. Ahora, su familia está preocupada por esta situación que le toca vivir; pero sobre todo por su delicado estado de salud y por sus problemas de corazón.
¿Qué dijo Sergio Berni, el ministro de Seguridad de Buenos Aires?
El ministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni, consideró que el herrero jubilado de 71 años actuó en “legítima defensa” y cuestionó el accionar de la Justicia en el tratamiento de estos casos.
Berni, quien hoy confirmó que desplazó a toda la cúpula policial de Quilmes a raíz de la “ola de delitos” en la zona, aseguró esta tarde que al menos uno de los asaltantes que participó del robo fue detenido y vinculó a la banda delictiva que actuó en el hecho con la barra brava del club Quilmes, tras lo cual explicó que, a su criterio, “el caso está resuelto”.
El ministro de Seguridad provincial había asegurado más temprano en una entrevista con Radio Cadena 3 que el jubilado “no se levantó con la intención de dañar a nadie y fue agredido por cinco delincuentes”, y reprochó el tratamiento judicial que se le da a estos casos, al sostener que hay “una crisis de justicia muy importante que tiene que ver con liberar a los presos”.
“Cuando se libera a un delincuente se sabe lo que pasa. Hay un hartazgo en la sociedad por la inacción de la Justicia que ve que se cuidan los derechos de los delincuentes y no los de ellos”, manifestó Berni, quien por la tarde visitó la sede de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes para interiorizarse de la pesquisa.
Es que, según el funcionario bonaerense, uno de los delincuentes que participó del hecho tenía antecedentes y había sido liberado por la Justicia en las últimas semanas por una decisión vinculada a la pandemia del coronavirus.
“Estas cosas pasan cuando se liberan delincuentes sin su sentencia cumplida”, dijo Berni, tras lo cual se lamentó porque “hoy hay un ciudadano preso”.
“Jorge me pareció una persona de bien, que estaba extremadamente angustiado. Es una persona de 70 años que le arruinaron la vida. Fui a verlo porque me pareció un acto de injusticia que a una persona de bien le entren a su domicilio y termine preso y los ladrones sueltos”, explicó.
El funcionario provincial aseguró que “este es el país del revés, una persona que estaba durmiendo no puede estar presa y el delincuente libre”.
“Ademas de la pandemia del coronavirus en la provincia de Buenos Aires tenemos una enfermedad que se llama inseguridad y uno de los responsables de esa enfermedad es la Justicia”, expresó Berni.