“El precio de los autos aumentó al ritmo de la inflación, pero a mi no me afecta porque no puedo cambiar el auto”, La frase, cargada de humor negro, pierde vigencia en Tucumán, donde quienes tienen un vehículo deberán afrontar en 2022 una fuerte suba del impuesto automotor.
Sucede que ese incremento en los valores, tanto de 0 kilómetros como de usados, elevó considerablemente la valuación fiscal de los rodados que la Dirección Nacional de los Registros de la Propiedad Automotor les asignó en septiembre, y que es la que la Dirección General de Rentas usa de base para fijar el valor del tributo local.
Y aún cuando la alícuota aplicada por el organismo recaudador sigue siendo el 2 por ciento, el acercamiento entre el valor de referencia y los precios reales de mercado harán que algunos contribuyentes tucumanos veran duplicado y hasta triplicado el monto de sus facturas mensuales.
Para tratar de contrarrestar el efecto de esta suba, considerada confiscatoria por algunos profesionales de ciencias económicas, la DGR elevó al 30 por ciento la bonificación por pago anual anticipado del impuesto Automotor, en lugar del 20 por ciento que se mantuvo durante años.
El incremento deja a salvo a los vehículos de transporte pesado, que por decreto, mantiene el tope de $ 14 mil como monto máximo a pagar por la patente, considerado como una herramienta de que contribuye a sostener las actividades productivas de la provincia.
Pero el resto de los casi 400 mil vehículos empadronados en Tucumán, lo que incluye a las motocicletas de más de 125 centímetros cúbicos, deberán hacer frente a la suba, que al ser proporcional con la antigüedad, afectará especialmente a los dueños de los 12,225 automotores patentados en 2020.