Tres soldados argentinos oriundos de Corrientes y otro de Chaco, caídos en la guerra de Malvinas, fueron oficializados este jueves como los nuevos casos de identificaciones positivas en el cementerio de Darwin, con los que suman 110 los identificados gracias al trabajo realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, dijeron fuentes oficiales.
Las familias de los héroes de Malvinas fueron notificadas por una comitiva de la Secretaría de Derechos Humanos, encabezada por su titular Claudio Avruj, que viajó hasta las ciudades de Resistencia (Chaco) y Corrientes, donde se les informó del reconocimiento de los cuerpos y se les entregó, en algunos casos, objetos personales, como medallas, que permanecían en las tumbas.
“Este viaje es un reconocimiento a dos de las provincias que más soldados aportaron a la defensa de la patria en la Guerra de Malvinas”, afirmó Avruj, quien aseguró que el trabajo que están llevando adelante “permite alimentar el diálogo, acercarnos y ayudar a las familias a cerrar heridas profundas”.
Los correntinos identificados fueron los cabos -post mortem- Ramón Cirilo Blanco y Daniel Omar Luque y el soldado conscripto Mario Gómez, los tres menores de 20 años cuando estalló el conflicto y reclutados para formar parte de las filas argentinas.
Blanco formaba parte del Regimiento de Infantería Mecanizada 12 y, si bien tenía poca instrucción militar y casi no sabía leer, fue destinado a Darwin, donde falleció el 23 de mayo de 1982.
Por su parte, Mario Gómez revistió en el Regimiento de Infantería Mecanizada 4 y habría fallecido el 11 de junio de 1982, mientras que Luque, conscripto del Regimiento de Infantería mecanizado Nro 12 en Groose Green, habría muerto el 23 de mayo de ese año.
Más temprano, en Resistencia, se dio la noticia de la identificación a la familia del cabo -post mortem- Rubén Horacio Gómez, donde fue su hermano José Alberto quien recibió la información junto a su esposa, Agueda Maciel, y dos de sus hijas.
“Tenemos una mezcla de emociones. Estamos muy emocionados y movilizados por haberle devuelto la identidad a mi tío. Pero, al mismo tiempo, tampoco es un día feliz. Fueron muchos años de dolor”, dijo a Télam Natalia, una de las hijas de José Alberto.
Según contó, la familia no quiso prestar muestras de ADN cuando comenzó el proceso de identificación a los soldados enterrados en Malvinas porque “estaban muy dolidos con lo que pasó después de la Guerra”.
“El mayor de los hermanos de mi tío, eran diez en la familia, fue al que le dijeron que él había muerto en combate, pero nunca le explicaron cómo fue que pasó ni le dieron el cuerpo. Eso generó mucha tristeza durante años”, explicó Natalia. Al respecto agregó que durante años pensaron que existía la posibilidad de que Rubén Horacio siguiera vivo, en algún lugar, y que hace cuatro años un compañero de regimiento les confirmó que lo había visto morir en combate.
Hace tres meses, un equipo de Antropología Forense llegó hasta el pequeño pueblo de Presidencia de la Plaza en Chaco, a 100 kilómetros de Resistencia, donde vive la familia Gómez, para requerir nuevamente a los familiares una muestra de ADN.
“Fue algo que se habló en familia. Mi papá accedió porque es muy importante para todos encontrarlo”, dijo Natalia y adelantó que su padre formará parte de la comitiva de familiares que, probablemente, partan en marzo hacia las islas para visitar el cementerio de Darwin.