La familia de Araceli Fulles, de 22 años, no tenía contacto con ella desde el domingo 2 de abril a las 7 de la mañana, cuando le mandó un mensaje a su madre con la frase: “Vieja, prepará las cosas para el mate que estoy yendo para casa”.
El jueves pasado, 25 días después, apareció brutalmente asesinada en una casa de José León Suárez, en un nuevo crimen que conmociona al país.
La de Araceli fue una búsqueda desesperada y angustiante, día por día. El domingo pasado, el hermano de Araceli había cuestionado que la Policía y la fiscalía estaban “trabajando lento”. “Estamos en permanente contacto con la Policía y la fiscalía. Cada vez que llamamos nos dicen que están trabajando pero nada más, porque no hay ninguna pista nueva ni nada. Lo que yo veo es que están trabajando lento”, había dicho a Télam Marcelo Fulles, hermano de Araceli.
El 8 de abril había tomado estado público la búsqueda de Araceli. El sábado 1° de abril, Araceli salió de su casa al mediodía en Villa Ballester, partido de San Martín, vestida con jean y musculosa negra. Poco antes de las 15 se tomó una foto con dos jóvenes, las subió a Facebook y por la noche cenó con amigos hasta las 2.30 de la madrugada del domingo.
Marcelo, hermano de Araceli, recordó entonces que “en su celular se ve que la última vez que utilizó el WhatsApp fue el domingo (2 de abril) a las 7.11, minutos después de que su mamá recibiera el último mensaje en su celular.
El 13 de abril se desplegó uno de los más grandes operativos: más de un centenar de policías buscaron en el Río Reconquista, Barrio Libertador y Costa Esperanza, en la villa Los Paraguayos. El mismo día, se aumentó de 300 mil a 500 mil pesos la recompensa para el que aportara información que permitiera dar con su paradero.
Esa misma semana, el jueves 20, hubo un rastrillaje en la Villa 9 de Julio, en la esquina de 9 de Julio y Corea. Dos días antes, la policía halló pertenencias de la joven: una cartera con cosméticos en su interior y la inscripción “Ara La Morocha” manuscrita, que un hermano y la madre de la joven reconocieron que le pertenecían. También se encontró una pulsera.
“Hablo desde mi dolor como mamá, cada día que pasa es más difícil, recibimos muchísimas llamadas pero que no llevan a ningún lado; ahora apareció un camionero que dice que la llevó un par de kilómetros pero es sólo para despistar“, afirmaba Mónica Ferreyra, la madre de Araceli, al desestimar la veracidad de ese testigo.
Unas días antes, el viernes 21 de abril, Interpol había emitido un alerta amarilla para activar la búsqueda internacional de Araceli y la incluyó en la lista de los 66 argentinos buscados.
En su página web, el organismo la describió como una joven de “1,65 de estatura, tez trigueña, cabellos largos color negro ondulados y ojos color marrón. Posee un tatuaje (vaso tipo chop) en la oreja derecha”, señalaron y precisaron además que “en su antebrazo derecho lleva tatuado el nombre de su mamá, Mónica, y en el izquierdo el de su papá”.
La descripción de Interpol reportaba otro tatuaje con el nombre “Bautista”, que está entre el pecho y el hombro izquierdo, así como una vieja cicatriz en la planta del pie y un corte reciente en la pierna izquierda con nueve puntos. Ella misma había publicado en su Facebook una foto de la herida.
Ahora, la Policía busca a Darío Gastón Badaracco (29), que vive en la casa donde hallaron los restos, en José León Suárez, y habría estado con Araceli la madrugada en que desapareció.
Por el caso hay al menos cinco detenidos, dos de ellos hermanos, y el prófugo Baradacco, quien sería el autor material del hecho y se escapó por minutos de la policía cuando sus compañeros de trabajo le avisaron que lo estaban buscando.
Las dos personas que lo ayudaron a evadir a la policía fueron detenidas, explica el diario Perfil. Los restos estaban en la casa del fugado, debajo de una montaña de escombros y tapados con cal. Así lo detalló Ricardo Fulles, padre de la joven, en diálogo con Crónica TV, aunque en ese momento no pudo confirmar si se trataba de su hija.
Según DyN, los familiares de Araceli -el padre y al menos un hermano- estuvieron en el lugar del hallazgo, ubicado en la calle Alfonsina Storni 4477, entre Buenos Aires y 9 de Julio, donde la policía ya había realizado un allanamiento los días posteriores a la desaparición de Fulles. El sospechoso había declarado dos veces en el marco de la causa, la última ayer.