El gendarme que disparó a un joven que le robó el celular con un arma de juguete, seguirá en libertad. La fiscal Adriana Reinoso Cuello sumó indicios para creer que el uniformado actuó en defensa propia. Los vecinos de la zona respaldaron al sargento y contaron que fue él mismo quien llamó a la ambulancia y asistió al joven, quien llegó ya sin vida al Centro de Salud.
El sargento Federico Armentini, que forma parte del personal de Gendarmería Nacional en Tucumán, estaba esperando que un compañero lo pasara a buscar para ir a trabajar por la esquina de Miguel Lillo e Inca Garcilaso. Cuando estaba enviado un mensaje de su celular, un joven que fue identificado como Braian Jerez corrió hasta donde él estaba parado, lo amenazó con un arma y después de insultarlo, le quitó el celular.
“Escuchamos un grito y que él dijo: ‘¡Alto, Gendarmería!’ Después sentimos un disparo y luego otro. Cuando salimos a la calle, lo observamos al pobre muchacho llamando una ambulancia para que asistieran al herido. Él le decía: ‘¡Aguantá chango, aguantá!’. Después llegaron los policías y les entregó su arma. El chico fue trasladado en una ambulancia que se demoró mucho en llegar”, relató la vecina Ana Perales.
Armentini habría reaccionado cuando el supuesto asaltante intentó quitarle el arma reglamentaria que tenía entre su ropa. El uniformado -siempre según la hipótesis que manejan los pesquisas- luego de haberse identificado, salió tras los pasos del sospechoso y le disparó cuando el chico habría amenazado con accionar la pistola de juguete que tenía en su poder.
Fue trasladado al Centro de Salud, donde habría ingresado sin vida. En principio, se cree que las heridas que recibió el joven no habrían sido mortales, pero falleció desangrado porque su traslado se demoró. Los responsables del hospital se negaron, por cuestiones legales, a dar detalles de las lesiones que sufrió el joven. Los familiares provocaron incidentes en la guardia del hospital luego de que se le confirmara su fallecimiento.
Personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Hugo Cabezas y Sergio Juárez, investigan ahora si Jerez actuó solo o si hubo un cómplice. El gendarme había declarado que no había visto nadie más, pero los investigadores creen que hubo un compañero que podría haber estado esperándolo en una moto cerca del lugar donde se produjo el hecho.
El gendarme, que presta servicio en el Escuadrón 55 de la fuerza, fue asistido psicológicamente por profesionales de la fuerza. “Se quebró cuando le confirmaron que el chico había fallecido. Se puso muy mal porque nunca tuvo que afrontar un problema de esas características”, aseguró un allegado.
Reinoso Cuello ordenó que el uniformado no sea aprehendido. Prefirió reunir los resultados de las pericias y los testimonios que realizó el personal de Homicidios antes de tomarle declaración. El gendarme, según confirmaron fuentes judiciales, podría declarar entre este viernes y el lunes ante la fiscal.
Los vecinos salieron en defensa del gendarme. “Él se defendió, no podía saber que el chico lo había amenazado con un arma de juguete. La calle está muy peligrosa y el reaccionó como lo tiene que hacer un miembro de una fuerza de seguridad”, comentó Marcos Jiménez, empleado de un comercio de la zona.
“Él es una persona que no mataría ni una mosca. Nunca mostró ser violento y con la gente del barrio siempre fue cordial. Le tocó a él como pudo haberle tocado a cualquier vecino, ya que esta zona es bastante insegura”, explicó María del Carmen de Rodríguez, vecina.
“No estuve en el lugar del hecho, pero los vecinos desde muy temprano comentaron que el gendarme se identificó antes de hacer el disparo. No podíamos creer cuando los policías nos contaron que el muerto había utilizado un arma de juguete. No tiene sentido que arriesguen así sus vidas por un celular. Estamos todos locos”, comentó Fernanda Jerez.
En tanto, Soledad García no se sorprendió por el hecho. “Por esta zona está corriendo mucho la droga. Hay un montón de chicos que salen a robar cualquier cosa para comprar la porquería que consumen. Espero que algún día hagan algo con los que la venden. Cuando eso ocurra, este barrio será mucho más seguro”, indicó.
La Policía tuvo que reforzar la guardia del Centro de Salud luego de que la madre de Braian Jerez generara incidentes en ese lugar. “La mujer, al enterarse de la noticia del fallecimiento de su hijo, sufrió una crisis de nervios y rompió el vidrio de la guardia”, advirtió Miguel González, médico director del Centro de Salud.
El facultativo dijo que fue necesaria la intervención del personal de seguridad. “Por cuestiones de prudencia, buscamos calmar a la mujer que, en esos momentos, estaba acompañada por un solo familiar. Se la atendió y todo volvió a la normalidad”, explicó.
El joven, según los datos que maneja la Policía, habría sufrido problemas de adicciones y sospechan que podría haber estado involucrado en robos menores. “Era un chico problemático desde que se hizo adicto a las drogas. Antes era un pan de Dios. Lástima que se juntó con malas personas que lo terminaron llevando a la muerte”, comentó Juan Carlos Medina, vecino del gendarme que aseguró conocer al chico.
Los vecinos confirmaron que el chico vivía a unas 10 cuadras donde fue herido. “Este es otro joven que va al cementerio por culpa de la droga. Él, como muchos de su edad, está condenado a muerte por la porquería que están vendiendo en los barrios. Si no los matan los transas, o por robar, se terminan suicidando. Es muy duro lo que estamos viviendo”, indicó María Laura de Fernández.