Por Sergio Silva Velázquez
“Es él. Es la voz de Juan. Pero a la vez…no parece él. Está distinto”. Una voz sombría que respira preocupación. Manuel Pérez, considerado el mejor amigo de Juan Viroche no puede creer que ya no esté. Le parece que ayer mismo habló con él por última vez cuando lo cruzó en la calle y lo notó intranquilo aunque no le diera importancia. “Claro que es él. Es mi amigo Juan. Si lo conozco de toda la vida. Si lo conocí en una cancha de fútbol cuando nos cruzamos feo y nos c…a piñas. Así era él. Espontáneo y sanguíneo. Así empezó nuestra amistad. Teníamos 16 años”, dice Manuel a quien se le humedecen los ojos. Así lo prueba la fotografía que ilustra este artículo en la que se ve a un Viroche flaquísimo de camisa azul y pantalones blancos mientras que la altura de su amigo se impone en la parte superior de la fotografía, mirando muy serio, justo encima de la cabeza del futuro sacerdote.
El audio le llegó a quien escribe estas líneas la mañana del viernes a través de una de las personas que más conocía a Viroche. De inmediato, fue puesto a disposición de los investigadores solo pidiendo reservar la fuente mientras intentaba chequear datos que ayudaran a confirmar su veracidad. Por la tarde, el material se filtró y empezó a circular por los grupos de Whatssapp y ya fue imposible cumplir el protocolo del proceso judicial.
Pero más allá de la persona que entregó primero el audio era necesario corroborar con exactitud de que fuera en realidad de Viroche. “Su voz me suena terrible ahora. Con todo lo que pasó. Está como pausado…está como angustiado. Por momentos, no lo reconozco. Me hace pensar muchas de las cosas que me dijo aquella vez que me lo crucé”, dice “El Gallego” Manuel, como lo conocen en el barrio. A Pérez también le llegaron los comentarios realizados a través de una página de Facebook, en el que se ventilaba una supuesta situación incómoda para el sacerdote. La información que adelantó esta web antes que nadie.
“Supe que era un perfil de Facebook que lo estaba molestando. Yo no sé que decirte. Cuando me dijo que estaba por seguir para cura confieso que me sorprendí. Ambos pertenecíamos a una comunidad juvenil pero en esos tiempos nos acercábamos más por las ganas de conocer chicas. Y Juan, como cualquiera, conoció a algunas y también estuvo noviando por ese tiempo. Era algo común. Cuando le pregunté porqué lo hacía…me contestó “todavía no soy sacerdote..”. Pero más allá de eso…no sé más nada, salvo estos comentarios”, afirma Manuel.
Fotografía gentileza de Manuel Pérez
“Me subieron mensajes privados en el Face, con la foto de mi sobrinito…diciendome…ya sabés si no te callás”. Es la parte más tremenda del mensaje que Viroche pronuncia con una sombría calma que hoy parece adquirir un significado muy diferente.
Quien es quien en el audio
Al escuchar el mensaje, empiezan las primeras preguntas. Las personas a las que hace alusión Viroche serían todos conocidos del propio Manuel Pérez. Carlos Sánchez, párroco de La Virgen de La Merced, Jorge Blunda, a quien conoció en sus años del movimiento PASO (Perseverancia en la Acción con Sacrificio y Oración), Daniel Clericci, párroco de Lomas de Tafí y Pepe Abuín, párroco de la capilla Virgen del Valle. “Así es gordo…” empieza la grabación: el destinatario del mensaje. Al escuchar “El Gallego” duda. Es tal vez, la parte más difícil para desentrañar del enigmático mensaje. Tiene dos posibles candidatos. Uno puede decirlo con nombre y apellido. “Es posible que sea el padre Hernán Alvarado, de acuerdo a lo que hablé con una amiga que lo conoce”, arriesga Pérez. Pero también cabe la posibilidad de que sea una persona que “El Gallego” nombra pero que pide mantener en reserva. Se trata de un policía que era muy cercano a Viroche y por lo tanto, parece lógico que haya podido ser el destinatario de un mensaje semejante. Alguien que tenía el grado de confianza necesaria del cura para llegar a confesarle que ha sufrido lo que él piensa que es una amenaza a uno de sus seres queridos.
Cuando en el audio Viroche menciona a “La Mirita” y Adrián se está refiriendo a su sobrina Miriam y a su esposo. “El 14 de septiembre me fui a comer un asado…”, dice el cura poniendo en contexto contemporáneo el mensaje que envía. “El Gallego” cree que fue realizado después del 28 de septiembre, cuando hizo el pedido de su traslado. “Un auto blanco en la plazoleta Dorrego…”, describe en la situación sufrida por su sobrina. “Es feo vivir así…es bastante difícil llevar esto a cabo”, afirma Viroche. A continuación, cuando indica que “han empezado a circular mensajes enviados a algunos chicos de acá”, el sacerdote habla de los chicos que pertenecen a la comunidad religiosa que integraba en La Florida. Cuando sostiene que esos mensajes a los chicos “diciendo cag…” Viroche está refiriéndose específicamente tanto a los mensajes que lo escrachan por Facebook como a aquellos recibidos supuestamente en privado por la misma red que aluden a su sobrino.
“Por ahora es urgente que salgas de ahí…”afirma Viroche que le dijo el Obispo cuando le hizo el pedido específico de su traslado, algo que no se condice con lo declarado oficialmente después por el arzobispo Alfredo Zecca. “El Gallego” opina que el mensaje deja en claro que el pueblo de La Florida estaba en apoyo absoluto con el cura “pero los transas y los dealers tienen quien los cuiden…” agrega el enigmático mensaje sin hacer mayor mención a quien se refiere. Manuel tampoco lo dice de forma directa pese a que dice tener una respuesta que quiere mantener en reserva.
En la parte final del audio, el sacerdote afirma a que “todo ha comenzado acá con una cuestión de denunciar a los derechos humanos con gente pesada…” habla de la denuncia que había realizado respecto al manejo de los fondos de la comuna de Delfín Gallo e incluso de la policía, tal como reza el mensaje.
Tal vez lo que más sorprenda del mensaje tenga que ver con lo terrenal que suena: la ausencia en los labios de Viroche de cualquier alusión a Dios, con la única excepción del final. “No doy más…esta noche voy a ir a hablar con tu viejo y me encomiendo a tus oraciones…”.