En la madrugada de este martes murió Edgardo Mesa, un hombre de medios con una amplia trayectoria tanto en la radio como en la televisión y el cine, habiendo también incursionado en teatro. Fue justamente Radio Mitre -emisora donde ratificó su popularidad con el programa De la noche a la mañana– la que anunció la triste noticia, en voz de Marcelo Longobardi. El querido animador sufría un enfisema pulmonar.
Nacido en Pergamino, desde pequeño Edgardo demostró su amor por la radio, imitando en sus juegos infantiles a las grandes figuras que habían alcanzado la fama en las emisoras porteñas. Hasta que junto a su hermano, el recordado Juan Carlos Mesa (cinco años mayor, falleció en agosto de 2016), decidió probar suerte en la gran ciudad.
En 1983 formó parte de un mítico programa televisivo, que en su nombre hacía referencia al apellido de los célebres hermanos: Mesa de noticias. A lo largo de sus cinco temporadas, la ficción -que recreaba el detrás de escena de un noticiero- consagró a figuras como Gianni Lunadei (y su clásico “Le pertenezco”), Gino Renni y Alberto Fernández de Rosa, en un elenco que también integraron Cris Morena, Adriana Salgueiro, Eleonora Wexler y Mónica Gonzaga, entre muchos otros.
Porque Edgardo, un verdadero artista, también se desempeñaba con soltura en la comedia picaresca. Actuó en películas de Alberto Olmedo y Jorge Porcel(como Los reyes del sablazo y Rambito y Rambón), y en televisión estuvo en Stress, con Emilio Disi y Dorys del Valle, además de Brigada Cola, con Guillermo Francella, producción muy recordada.
Es que la carrera de Mesa tenía límites difusos, y todo gracias a su enorme capacidad: si bien se lució en las dos pantallas (chica y grande), fue en la radio donde más le gustaba trabajar. Allí, frente al micrófono, estuvo casi 50 años. “A esta altura estoy amortizado, como decía Perón: no necesito explicar quién soy“, solía decir Edgardo, quien en los años donde no tuvo un programa propio en Buenos Aires, se instaló en una radio de Concordia, Entre Ríos, para no alejarse de su gran amor.
Así fue como cada fin de semana junto a su esposa, Cristina (fallecida en 2011, con ella tuvo dos hijos que se dedicaron a “profesiones menos insensibles”: la diseñadora gráfica Mariana Mesa y el médico Edgardo Horacio Mesa), tomaba el auto y viajaba al litoral para conducir un ciclo allí.
En el éter, donde compartió ciclos con Héctor Larrea, Antonio Carrizo y José María Muñoz, entre otros, Edgardo buscaba dirigirse al “oyente nocturno y la intimidad”, si bien no quería hacer “programas tristes”. Y explicaba: “Ya bastante problemas tiene la gente”. Y es por eso que planteaba sus programas a la noche como si los hiciera de día.
No era un capricho. Porque de aquel niño que en su casa de Pergamino jugaba con un palo de escoba como si fuera un micrófono, al locutor que dejó su sello en las grandes emisoras, Edgardo Mesa consiguió alumbrar el aire con su voz, su carisma y su simpatía. Con su partida, la radio será otra.