Por Sergio Silva Velázquez y José Romero Silva
Una historia fuera de lo común siempre amerita un grado de complejidad que la hace única. La historia detrás de la muerte del cura Juan Viroche, una muerte que conmociona a un país, tiene mucho de eso: caminos por donde transita el estupor, la indignación, la emoción y también, la incredulidad. Incredulidad por una muerte que los pesquisas están convencidos que llevó adelante el propio protagonista.
El evidente compromiso público del “cura Gaucho” que se animó a denunciar el negocio del narcomenudeo a través de sus homilías, concitó un enorme grado de atención que se dispersó en infinitas tramas de conspiración contra su vida pergeñadas por el imaginario, con el paso de las horas. Sin embargo, acallado el eco de la primera conmoción, las especulaciones del inicio empiezan a disiparse para dar paso a la sorpresiva hipótesis que cobra mayor fuerza: la de un suicidio por “problemas íntimos” y una situación agobiante que ya no podía ocultar dentro de la comunidad en la que vivía. Una aflicción que se había hecho carne, a partir de varios mensajes que exponían al sacerdote a la luz de las redes sociales. Y bajo este parámetro, el que se niegan a creer vecinos y feligreses-los más próximos a Viroche sí conocían de esa situación-la imagen construida en casi 15 años de sacerdocio amenaza con quebrarse definitivamente.
Un comentario dicho al pasar el mismo miércoles a los pesquisas por una testigo en la puerta de la parroquia de La Florida hizo que, desde la Fiscalía de Instrucción que conduce Diego López Avila, (el único que investiga el caso), se abocaran a esa línea investigativa, con pericias específicas a cinco números telefónicos pertenecientes a tres aparatos celulares y dos chips que el cura tenía en su parroquia, junto a dos computadoras que guardan el perfil de su cuenta personal en Facebook. Es que, los pesquisas están convencidos que allí está la clave de todo el caso.
Investigación especial #JuanViroche https://t.co/qLHukewhPm
— SergioSilva (@SergioSilvaV) October 6, 2016
¿Qué encontraron?
Entre lo que hallaron en la red social figuran los inquietantes mensajes referidos al sacerdote en los últimos días. Uno específico que lo exponía por haber mantenido una relación inconveniente con una joven hace cinco años atrás. Un riesgo latente que amenazaba con hacer público esa situación. El miedo al escrache y al escarnio público. Eso es lo que los pesquisas analizan como uno de los probables motivos que podrían haber acelerado el final. En el repaso de los datos recibidos, los investigadores pudieron reconstruir un patrón de comportamiento en Viroche: su temeraria tendencia a relacionarse con jóvenes era conocida dentro de su “comunidad” (el grupo con el que compartía sus actividades religiosas) en La Florida. El miércoles, una mujer confirmó su vínculo durante un año con el sacerdote y la decisión de romper esa situación a partir de haber advertido “de que pudieran haber otras mujeres”. El testimonio ya forma parte del expediente que tiene ya 90 fojas: la mujer estaba asustada debido a la magnitud que había tomado el caso. Una situación similar a que se habría producido hacía cinco años atrás, cuando el sacerdote decidió marcharse de una parroquia ubicada en la zona sur. Algo que parece calcado a lo que sucedía en la actualidad: también ahora había pedido su traslado, supuestamente preocupado por las amenazas contra su vida por sus denuncias contra el narcomenudeo. Anoche, los pesquisas intentaban encontrar a la persona a la que había conocido: una mujer que tiene en la actualidad un hijo menor de edad, de acuerdo con el testimonio de otra testigo.
La investigación por la muerte de #JuanViroche desenmascaria una realidad dolorosa e inesperada acerca de la personalidad del cura fallecido
— SergioSilva (@SergioSilvaV) October 6, 2016
El otro dato que forma parte de la consideración los pesquisas es la transferencia de una camioneta con apenas horas de antelación al momento en que apareció sin vida. Los investigadores también por ello procuran individualizar a la persona con la que habría hecho esa operación. En ese sentido, tampoco dejan de lado el dinero en efectivo encontrado al igual que algunos objetos de valor que fueron encontrados en una habitación contigua al lugar donde apareció muerto.
Un perfil psicológico
Mientras los investigadores avanzan con sus pesquisas, en la fiscalía se espera un informe referido a la personalidad del sacerdote y a su perfil psicológico. Desde la fiscalía, que siempre se abocó a la investigación considerando el trabajo de un equipo que no descartara la hipótesis del homicidio, creen que Viroche podría haber usado un “sistema similar” a la hora de conocer a las personas que ahora se investigan. Ese sistema está referido a una manera específica en que conoció a las dos jóvenes que están bajo la lupa de la fiscalía. El mensaje utilizado en su retórica como “cura protector” de una comunidad ante el peligro de la droga, habría también formado parte de su dialéctica con las jóvenes a las que había conocido. Una fuente judicial confirmó a esta web que Viroche era una persona carismática cuya palabra conseguía impactar a quienes siempre se dirigía, desde el púlpito y también fuera de él. Nadie desconoce su perfil de “luchador” frente a una realidad dolorosa que parecía casi inmodificable. Los adolescentes con problemas de adicciones siempre le preocuparon. En esto, todos coinciden.
ULTIMO la Muerte de #JuanViroche la Policia busca a 3 mujeres, enfocados en una línea de investigación. Todas serán interrogadas #Tucuman
— SergioSilva (@SergioSilvaV) October 6, 2016
Sus últimas horas
El Padre Viroche se reunió con un grupo de catequistas a las que les habría dicho que pronto llegaría el fin del mundo: estos entendieron que se refería al huracán de Miami. En la misma charla habría confesado ante este grupo sobre los problemas que lo aquejaban. Cuando salió de ahí habría tenido una comunicación con una mujer a la que la policía intenta también localizar.
El Arzobispo de Tucumán contó lo que habló con el padre Viroche https://t.co/CaIJ1jc6qt
— Tucumán Sin Filtro (@TucSinFiltro) October 6, 2016
Evidentemente, las amenazas de las que se quejaba no eran solo las referidas a su proclama contra el narcomenudeo o la persecución política a los trabajadores de la comuna: también pesaban sobre sus hombros cuestiones que todo ser humano tiene, de manera natural. Quizás por esto, el 28 de Septiembre, le pidió al arzobispo tucumano que le autorizara “un descanso”. Monseñor Zecca, contó que estaba deprimido y cansado. Esa depresión no solo eran por sus luchas sociales, sino también por sus problemas vinculados con su intimidad.
Marcha en Tucumán por el.padre Juan Viroche. Se hace sin que se hayan terminado las investigaciones pic.twitter.com/f4B600qt49
— Jose Romero Silva (@Josecitors) October 6, 2016