ONU: En 25 años, Argentina tendrá más personas dependientes que económicamente activas

Publicado el: 20 abril, 2015

“Las políticas públicas de cuidado en América Latina se encuentran ausentes porque históricamente se resolvieron, y se consideró que así debería ser, en el ámbito privado, es decir dentro de la familia y dentro de éstas, las mujeres”, sostuvo René Mauricio Valdés, coordinador residente del Sistema de ONU en Argentina.

“Pero resulta que este esquema hoy se encuentra en crisis. Por un lado, porque el aumento de la esperanza de vida ha provocado un envejecimiento de la población, y por el otro, porque las mujeres cada vez más se incorporan a la educación y al trabajo”, agregó.

Valdés brindó estas definiciones en un encuentro con periodistas promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Origanización Internacional del Trabajo (OIT), Unicef y Cippec (Centro de Implementación de Polí­ticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), el primero de un ciclo en el que se buscará el intercambio con distintos actores para visibilizar la problemática del cuidado.

“Cuando hablamos de cuidado nos referimos a aquellas actividades orientadas a alcanzar los requerimientos físicos y emocionales de la población objeto de cuidado que no es autovalente: niños, personas mayores y personas con discapacidad”, detalló Gimena De León, del área de Desarrollo Inclusivo del PNUD Argentina.

La especialistas explicó que “el cuidado implica un trabajo, aunque socialmente no se lo reconozca como tal y no esté remunerado, y un costo con una dimensión económica; como es generalmente asumido por las mujeres podemos pensar que las mujeres subsidian a la economía en su conjunto realizando esta tarea a expensas de su propio desarrollo”.

“Quienes trabajamos en la temática hablamos de la necesidad de ‘las tres d’: desfamiliarizar el tema, o sea asumirlo como una responsabilidad pública; desfeminizarlo y desmaternizarlo, es decir, dejar de pensar que la mujer tiene de por sí que ocupar ese rol porque está en sus genes”, sostuvo De León.

Según datos publicados por el Indec en 2013, las mujeres dedican a las actividades de cuidado el doble de tiempo que los hombres (6,4 horas por días versus 3,4), proporción que no varía demasiado aún en las que trabajan, que destinan 5,8 horas.
“Esto afecta directamente sus posibilidades de desarrollo laboral ya que la tasa de actividad femenina tiene una diferencia de 25 puntos respecto de la de los varones”, sostuvo De León.

“Argentina cuenta con activos acumulados en muchos de los aspectos que hacen a políticas de cuidado; por ejemplo, la asignación universal por hijos, la ampliación de la cobertura jubilatoria, la obligatoriedad de la sala de 4, la existencia de programas de cuidadores domiciliarios, entre otros”, destacó por su parte Fabián Repetto, de la Cippec.

Los especialistas estructuran la problemática en la necesidad de dar respuestas a tres variables: una el tiempo, vinculado a la necesidad de aumentar la licencias familiares, otra es el dinero para subsidiar el cuidado y la tercera es la generación de servicios por parte del Estado.

“En cuanto a las licencias, es indispensable generar sistemas que incluyan por igual a hombres y mujeres y ampliar los tiempos que se dan por ejemplo, para maternidad y paternidad”, sostuvo De León.

Y añadió que “si bien hace falta un cambio cultural para esto, algunos países como Noruega, establecen licencias de seis meses de las cuales al menos dos deben ser tomadas por el hombre, esto no sólo favorece al cambio cultural, sino que además, afecta a las políticas empresariales en cuanto a que es lo mismo tomar hombres que mujeres”.

“En cuanto a los servicios, vemos que sólo el 32 por ciento de los niños menores de cuatro años asiste a un centro de desarrollo infantil, pero no hay oferta real para los sectores de menores ingresos”, indicó la especialista.

En tanto, para los adultos mayores, el paradigma de cuidado dentro de su vivienda implica la capacitación y ofrecimiento de cuidadores domiciliares, en lo que Argentina se encuentra trabajando a través de un programa que ya ha dado cobertura a más de 5.600 personas mayores.

Otro eje de la problemática es que el empleo que se genera para cuidado, también predominantemente femenino, se encuentra fuera de los contratos de trabajo, en condiciones de precariedad, lo que refuerza la vulnerabilidad laboral de las mujeres.

“Generar políticas de cuidado en forma integrales es una necesidad creciente en todo el mundo, y también en los países de América Latina, esto implica instalar el tema en la agenda de los políticos, de los medios, financiamiento para los programas que se piensen y un cambio cultural que debemos hacer todos y todas”, concluyó Valdés.

Con este fin, las agencias de Nacional Unidas dialogarán durante 2015 con funcionarios de los Ejecutivos de distintos niveles jurisdiccionales, miembros del poder legislativo, académicos y sindicalistas y representantes de organismos de cooperación internacional.

Fuente: Télam

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