El recital suspendido de Viejas Locas es el tema de estos días. El show, esperado por los fanáticos ansiosos que vinieron de diferentes rincones del país, fue finalmente suspendido cuando un grupo de fans provocaron incendios en distintos puntos del estadio Argentinos del Norte.
Tras más de seis horas de demora, Cristian “Pity” Álvarez salió al escenario para intentar calmar a los fanáticos furiosos, pero ya no quedaban ni siquiera los micrófonos arriba de las tablas. Ya había focos de incendio en el campo del estadio, en gacebos y en la torre de sonido. El vocalista tuvo que salir del escenario custodiado por personal de seguridad cuando comenzaron a arrojarle botellas.
“La gente esperó hasta último momento. El incendio comenzó en el gacebo donde se vendía merchandising de la banda, que está atrás de la torre de sonido. Empezaron a agredirnos, a insultarnos y tirarnos cosas. Después tiraron el vallado y se metieron a robar abajo del escenario. Cuando empezaron los incidentes el Pity ya estaba aquí. Nosotros queríamos que los músicos salgan a tocar para apaciguar las cosas, pero ellos no se animaban a salir. Cuando el Pity salió a calmarlos ya era imposible”, cuenta Víctor, encargado del equipo de iluminación del show.
Cuando empezaron a subirse al escenario, Víctor se encargó de cortar la corriente eléctrica y, al ver que ya no se podía hacer más nada, trató de buscar una salida. Por otro lado, adelantó que uno de los encargados que los contrató a él y sus compañeros para el tema del sonido ya radicó la denuncia por los daños y los robos de equipos que sufrieron. Según dijo Víctor, sufrieron pérdidas económicas considerables.
Otro de los inconvenientes que generó la suspensión del show fueron los miles de fanáticos que vinieron desde otras provincias y tenían que regresar a sus casas.
“Nos hicieron esperar un montón y nos mintieron. Primero nos dijeron que salía en una hora y media, después diez minutos más y así nos tuvieron hasta las cinco. Vino gente de muchas provincias, que dejaron sus familias, sus trabajos; ¿quién nos devuelve ahora la plata?”, se quejó una pareja joven que vinieron desde Salta.