Por ejemplo, en Miami (Florida), un carrito llamado Ahrodisiac Ice Cream Truck (“el coche de los helados afrodisiacos”) circula por los clubes de la ciudad y ofrece a cualquier hora helados con un ingrediente afrodisiaco secreto.
La idea de este exitoso negocio se le ocurrió al fotógrafo Justin Price cuando descubrió que no era fácil conseguir un rico ice cream –según él, “el alimento que más estimula el apetito sexual”– a altas horas de la noche en la calurosa ciudad de Florida.
Pero Price no ha sido el primero que ha tenido la idea de vender estos dulces fríos como estimuladores de la libido. Ya en el siglo XVI, los orgiásticos banquetes con que al parecer obsequiaba Catalina de Médicis a su marido,Enrique de Orleans, con el propósito de animarle sexualmente, incluían unos deliciosos helados cremosos que acabaron por ponerse de moda en toda Francia.
La asociación entre cualquier alimento y el deseo sexual tiene mucho que ver con cuestiones culturales. Quizá todo lo que podemos comer ha sido etiquetado alguna vez como afrodisiaco debido a su forma, a su nombre o a que contiene algún componente que pudiera resultar estimulante.
En el caso de los helados, la connotación erótica está en la manera de consumirlos, el estilo de lamerlos, su asociación con el verano y el buen tiempo o su forma más que en sus ingredientes. Pero además, sí es cierto que el contraste de temperatura activa el organismo. Por eso, estos alimentos, cuando se paladean con esa intención, pueden aumentar la libido.
Si además están hechos con elementos que se asocian al erotismo, como elchocolate u otros dulces, es fácil atribuirles propiedades excitantes.De hecho, un estudio de la Fundación de Investigación y Tratamiento del Olfato y el Gusto de Chicago confirmó esas características en el helado de vainilla.
Según los autores de la investigación, esta sabrosa y agradable especia es capaz de aumentar el flujo sanguíneo que llega al pene. Además, el calcio que contiene el helado puede ayudar a experimentar orgasmos más intensos.
Fuente: Muy Interesante