Un llamado telefónico develó uno de los hechos más escabrosos y misteriosos de los últimos años, que por el momento está colmado de dudas y preguntas. La pesquisa recién arranca, pero el progreso es muy lento, ya que la identidad de la víctima no sólo no fue confirmada, sino que hasta el momento no se sabe ni siquiera si el cuerpo era de un hombre o una mujer. Sólo hay una certeza: fue víctima de un crimen.
El viernes al mediodía, un albañil, que realizaba unos trabajos, estaba en el techo de la vivienda de Chacabuco 59, cuando percibió un hedor insoportable, que le impedía realizar su tarea. Cuando buscó el origen, apuntó a una cisterna. Con un enorme esfuerzo, corrió la tapa del depósito y encontró el cuerpo.
De inmediato llamó al 911. El estado de descomposición era tal que no se pudo identificar si se trataba de un hombre o de una mujer. Las primeras especulaciones señalaron que podría haber estado en ese lugar durante dos meses cuanto menos. El caso es indagado por efectivos de Homicidios bajo las órdenes de los comisarios Ramón Moreno, Diego Bernachi y Jorge Dib.
Todas las sospechas indican que se trataría de Laura Gabriela Picciuto, de 48 años, quien residía en ese lugar. Según la información que recabaron los investigadores, no se sabía nada de ella desde hace dos meses. Los peritos deberán determinar a través de estudios genéticos, su identidad.
Que nadie haya denunciado la desaparición de la mujer, estaba separada y casi no tenía vínculos con sus parientes más cercanos, es algo que también se investiga. Su única hija, según los primeros datos, habría sido criada por su abuela materna en una ciudad del interior de la provincia.
Sobre la causa de la muerte, dan por hecho que es un crimen porque es imposible que se haya caído accidentalmente a la cisterna y haya fallecido ahogada. El depósito de agua no sólo es de difícil acceso (más aún para una mujer de su edad), sino que es imposible que la haya tapado después de ingresar a ese lugar.
La teoría de los investigadores es que Picciuto fue asesinada y luego los autores del crimen escondieron el cuerpo en ese lugar para que no fuera hallado. Manejan la hipótesis de que le podrían haber quitado la vida de un golpe en la cabeza. Con el resultado de la autopsia se confirmará o descartará este detalle.
Pero también cabe la posibilidad de que no sea ella. En Tal caso se deberá explicar cómo llegó ese cuerpo al lugar. Era la única habitante de esa propiedad. Los pesquisas no descartan que haya escapado de la provincia.
En el departamento no lograron ubicar la documentación que necesita cualquier persona para irse a otro lado. Tampoco habría encontrado el celular que supuestamente tenía, elemento clave para determinar con quién se comunica o descubrir detalles de su vida. Un detalle que no es menor: en el departamento encontraron los contratos de alquiler de sus propiedades.
Por el momento no hay nombres de sospechosos. Pero se sabe que la persona que podría haber cometido el crimen era conocida de la dueña de casa. Los investigadores no hallaron ninguna evidencia que confirme que la puerta de la vivienda haya estado forzada, por lo que se supone que ella le habría permitido el ingreso. Además se presume que el homicida sabía dónde ocultar el cuerpo.
Analizar la vida privada de la dueña de casa es la tarea que están desarrollando por estas horas los investigadores, dirigidos por el fiscal Ignacio López Bustos. La poca información recabada hasta el momento es que después de separarse, la mujer dividió los bienes con su ex.
La casa donde fue hallado el cuerpo, por ejemplo, fue dividida en dos. Ella vivía en la planta alta y el hombre habría alquilado o vendido la planta baja. Picciuto habría administrado propiedades que alquilaba y con eso se habría mantenido. Tenía cuentas en las redes sociales, pero no encontraron demasiada información. En Facebook no compartía información y en Instagram su cuenta era privada, por lo que no puede conocerse detalles.
“Era una mujer muy reservada que no se metía con nadie. Eso sí, era conocida en la cuadra por tener un carácter muy difícil”, sostuvo Andrea Martínez. “Cuentan algunos vecinos que tuvo problemas de salud mental y que hasta sus parientes habrían decidido internarla en más de una oportunidad”, añadió.
“Nunca la vi con nadie. Era muy solitaria, pero sé que tenía problemas con los inquilinos. Una vez protagonizó un incidente con un hombre que le alquilaba un local donde funcionaba una panadería. Parece que el tipo este se demoró en el pago de la renta. Ella fue al negocio, sacó el pan y otros productos y comenzó a tirárselo en la calle”, explicó otro vecino. Los pesquisas de Homicidios también investigan si fue víctima de violencia de género, tal como denunciaron los habitantes de la zona.
Lo inmediato en una causa tan compleja es onfirmar la identidad de la víctima para poder avanzar con la investigación. Una vez que lo hagan, podrán avanzar con el círculo íntimo de la víctima para poder tratar de esclarecer el caso más misterioso de los últimos años.